
Las imágenes de migrantes, muros, desesperanza, rescatistas y muertes en mares y fronteras se han vuelto parte del paisaje global. Como amenaza, los migrantes alimentan a los discursos de las extremas derechas y como objeto de solidaridad, convocan a centenares de voluntarios y activistas. Se trata de una temática compleja e imposible de abordar a escala nacional. Pero al mismo tiempo es necesaria una lucha común para que las políticas implementadas estén atravesadas por una perspectiva de derechos humanos.