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Inmigración bifurcada y fin de la compasión


Nueva Sociedad 284 / Noviembre - Diciembre 2019

En los últimos tiempos, las políticas migratorias de Donald Trump están en las páginas de los periódicos y las pantallas de televisión. Pero ¿qué hay detrás de las imágenes y las denuncias? ¿Qué tipo de brechas educativas pueden observarse entre migrantes de diferentes orígenes geográficos? ¿De qué trabajan? ¿Qué efectos tienen las políticas de deportaciones? ¿Cómo se combinan las presiones de las empresas que requieren mano de obra con el auge de los nativistas antimigración?

Inmigración bifurcada y fin de la compasión

A pesar de las apariencias, Estados Unidos continúa siendo bastante receptivo a la nueva inmigración. En 2017, el último año registrado, más de un millón de personas (1.127.167) fueron admitidas como residentes permanentes en el país. Como está consagrado en la Ley de Inmigración, los dos canales principales para el ingreso legal son la reunificación familiar y las calificaciones ocupacionales. La reunificación familiar, que responde principalmente a las peticiones de los ciudadanos de eeuu, es el principal impulsor del proceso. En 2017, los familiares inmediatos de ciudadanos estadounidenses (cónyuges, hijos, padres) representaron casi la mitad del flujo legal total (516.508). A esto hay que agregar otros 232.238 traídos como parientes lejanos de ciudadanos o parientes inmediatos de residentes no ciudadanos1.En total, la migración facilitada por vínculos familiares representó cerca de las tres cuartas partes del flujo de entrada legal durante la última década. Incorporadas en el sistema, existen otras vías más pintorescas, como la «lotería de visas», originalmente diseñadas sobre todo para alentar la migración desde países europeos. En 2017, casi 51.592 nuevos inmigrantes ingresaron por este canal. La entrada considerable de migrantes, que no se limita a la entrada legal de residentes permanentes, es responsable del crecimiento sostenido de la población nacida en el extranjero que, en 2015, alcanzó la cifra de casi 42 millones, 13% de la población estadounidense. Si a este número se agregan los hijos de inmigrantes, hemos representado casi una cuarta parte de la población total del país. Sin duda, eeuu sigue siendo una nación de inmigrantes.

A estas tendencias hay que sumar otras que son motivo de mayor preocupación. La más importante de ellas es la bifurcación de la población nacida en el extranjero respecto de la nacida en eeuu, tanto geográfica como educativamente. De forma abrumadora, los nuevos inmigrantes provienen de países menos desarrollados, ya sea de América Latina o de Asia. Durante muchos años, México ha sido el contribuyente más importante a la inmigración en eeuu, papel que aún mantiene en la actualidad. En 2017, 170.581 mexicanos recibieron residencia legal permanente, más que los solicitantes de cualquier otro país. En segundo lugar están Cuba (65.028) y tres países asiáticos: China (71.565), la India (60.394) y Filipinas (49.147). Como veremos más adelante, el flujo legal de residentes permanentes es solo una parte de la historia, ya que deben agregarse contingentes considerables de migrantes legales temporales y aquellos en estado no autorizado.

La bifurcación geográfica se superpone a la posesión de capital humano. Abrumadoramente, los inmigrantes mexicanos y centroamericanos son trabajadores manuales con baja educación y habilidades promedio, mientras que los que provienen de China, la India, Corea y Filipinas tienden a llegar con credenciales educativas superiores a la media. La división educativa no se debe al bajo capital humano promedio en México y las naciones centroamericanas, sino a una realidad geográfica clave: el océano Pacífico. A los campesinos indios y chinos también les encantaría tener acceso a eeuu y otros países en el mundo rico, pero la enorme barrera oceánica les impide hacerlo.

Sea como fuere, hay una gran brecha educativa entre las nacionalidades asiáticas y las latinoamericanas. Según el último censo, 44,5% de los chinos nacidos en el extranjero, 51,1% de los coreanos, 70% de los taiwaneses y 75% de los indios eran graduados universitarios. En comparación, solo 8,4% de los hondureños, 6,7% de los salvadoreños y 5,3% de los mexicanos tenían estudios universitarios. El alto número y alto logro educativo de muchos grupos asiáticos son los factores determinantes que explican que no exista una brecha en los niveles promedio de educación entre las poblaciones nativas de eeuu y todas las poblaciones nacidas en el extranjero. Para el momento del último censo, exactamente la misma proporción de ambos grupos, 28%, tenía títulos universitarios. En 2015, el promedio de años de educación para ambos grupos, a partir de los 25 años de edad, estuvo casi a la par: 13,4 años entre los nativos y 12,6 años entre los inmigrantes que ingresaron durante los últimos cinco años. Entre los trabajadores más jóvenes, de entre 25 y 34 años, el logro educativo promedio fue el mismo.

Las diferencias en el capital humano y, posteriormente, en el nivel socioeconómico entre los inmigrantes de primera generación afectan decisivamente los patrones de éxito de las generaciones futuras. Tales diferencias se expresan en los estereotipos sobre los niveles de capacidad «hispanos», por debajo del promedio, y la capacidad y el logro superior de los jóvenes asiáticos. Los mitos culturales basados en estas obvias diferencias educativas en la generación inmigrante de los padres han sido elocuentemente analizados y expuestos por Jennifer Lee, de la Universidad de Columbia, y Min Zhou, de la Universidad de California en Los Ángeles (ucla)2.

Otro proceso emergente e igualmente importante de bifurcación existe entre los inmigrantes permanentes y los temporales. Desde el final del Programa Bracero3 en 1964, el país suscribió a la idea de la inmigración como asentamiento permanente, al menos entre los que vienen legalmente. En consecuencia, el gobierno federal buscó suprimir el cruce fronterizo no autorizado, al tiempo que amplió las vías para la migración legal. A partir de 1990, las cosas comenzaron a cambiar, con la aprobación de la legislación que autorizó visas de entrada temporal para extranjeros con elevadas capacidades. Esta fue la base del nuevo programa de visa h1-b, que autoriza la residencia legal en eeuu por tres años para inmigrantes profesionales con alta demanda del mercado laboral. La visa puede extenderse por otros tres años.Para 2010, 99% de los titulares de la visa h1-b tenían una licenciatura o estudios de posgrado. 42% trabajaba en campos relacionados con la informática y 12% adicional, en ingeniería, topografía y arquitectura. Geográficamente, los países de origen de los trabajadores h1-b agravan las disparidades regionales antes observadas, porque proceden en su mayoría de Asia. La India ocupa un lugar de honor: aproximadamente la mitad de los titulares de visa h1-b proceden de ese país. Le siguen China (10%), Canadá (4,1%) y Filipinas (7,3%). La importancia del programa h1-b es que abre un camino para la entrada legal de altos flujos de capital humano que no está condicionado por la residencia permanente en el país. El carácter condicional de la visa, vinculada a un solo empleador, al menos inicialmente, aumenta la precariedad del estado legal del trabajador. Un ingeniero indio h1-b que se queja o es problemático puede no ver renovada su visa y debe volver a casa.

Como era de esperar, el programa h1-b ha sido muy popular entre las empresas de alta tecnología, la electrónica y las firmas de ingeniería estadounidenses, que han presionado repetidamente para su expansión. Esta popularidad se refleja bien en el tamaño actual del flujo. En 2017, 531.280 trabajadores h1-b y sus familias recibieron autorización para residir legalmente en el país. La cifra supera el número total de visas otorgadas para la reunificación familiar y es diez veces mayor que la cantidad de profesionales con títulos avanzados admitidos para residencia permanente (39.331). Una vez más, la India fue la presencia dominante en el flujo profesional temporal, con aproximadamente la mitad del total de visas h1-b otorgadas en 2015 (276.178).

Más recientemente se ha ampliado mucho otro canal de trabajo temporal: el programa h-2 para mano de obra. A raíz de la gran recesión de 2008-2010, el flujo clandestino de trabajadores mexicanos que se dirigía al Norte se redujo considerablemente, debilitado tanto por una mayor represión en la frontera como por la reducción de las oportunidades laborales en eeuu. Como consecuencia, los cultivos comenzaron a pudrirse en los campos de estados como Arizona y Alabama, que habían estado a la vanguardia de la campaña antiinmigrante. Alarmados por la situación, los agricultores y ganaderos instaron a sus cabilderos en Washington a convencer al gobierno de que hiciera algo. El gobierno federal respondió ampliando discretamente el programa temporal h-2a para trabajadores agrícolas. Las visas h-2a se conceden por un año y están vinculadas a un solo empleador. El número de estas visas se triplicó entre 2006 y 2010, de 46.000 a 139.000. Para 2017, el programa se expandió a 412.800; de estos, 393.849 vinieron de México. Además, 124.300 trabajadores manuales no agrícolas fueron admitidos con visas h-2b en el mismo año.

Lo que estas cifras indican es que, de manera tácita pero efectiva, eeuu comenzó a abastecer sus necesidades laborales, en ambos extremos del espectro de habilidades, mediante contratos temporales. Al igual que los profesionales h1-b, los trabajadores manuales h2 están vinculados a un solo empleador y, en su caso, sin un camino hacia la residencia permanente. Si bien esto es conveniente desde el punto de vista de las empresas que contratan a estos trabajadores, al mismo tiempo confina a estos últimos a una condición de permanente inseguridad y vulnerabilidad. En 2017, se admitieron 1.068.430 trabajadores h1-b, h-2a, h-2b y sus familias. Esto es más que el total de inmigración legal permanente en el mismo año.

La otra cara de la moneda es lo que les ha sucedido a unos 12 millones de trabajadores no autorizados y a sus familias (según cifras de 2010) que ya estaban en el país antes del resucitado programa h-2. Llegaron en los años previos a la gran recesión respondiendo a la demanda laboral al norte de la frontera. En ausencia de un programa legal regular para hacerlo, cruzaron clandestinamente. En años posteriores, se quedaron en eeuu debido a los peligros y los costos de repetir ese viaje e intentaron consolidar y mejorar su situación económica en suelo estadounidense mientras buscaban instalaciones para que sus hijos ingresaran al sistema escolar.

Si bien existen excepciones, ellos han demostrado ser una población de personas trabajadoras y respetuosas de la ley y familias que buscan su parte del sueño americano. La respuesta del gobierno federal no ha sido tratar de normalizar su situación (su único delito fue cruzar la frontera clandestinamente, ante la falta de alternativas para hacerlo de manera legal). En cambio, el gobierno federal, a través de su agencia, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de eeuu (ice, por sus siglas en inglés), impulsó una campaña de deportaciones masivas que, en la última década, expulsó o devolvió a más de 8,1 millones de migrantes a sus países de origen. Solo México recibió más de tres millones de deportados durante los últimos cinco años. Si bien las autoridades gubernamentales justifican esas deportaciones como respuesta a los crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados, el hecho es que la gran mayoría de los deportados no ha cometido ningún delito, ni siquiera delitos menores.Sea como fuere, en 2017 el gobierno de eeuu expulsó a 265.747 migrantes, al tiempo que admitió a 332.445 para el trabajo agrícola temporal y a otros 90.311 para labores que no requieren especialización. En efecto, el gobierno federal ha establecido una puerta giratoria en la frontera, por la cual el mismo tipo de migrante deportado por una de sus agencias (ice) es recibido y se le otorga una visa de trabajo por otra agencia (Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, uscis). Cuánto más fácil, menos costoso y menos doloroso habría sido regularizar la situación de las personas y familias que ya se encuentran en el país. Como es bien sabido, la campaña de deportación en masa ha causado sufrimientos indecibles, desgarrando familias y comunidades, dejando huérfanos prematuramente a los niños u obligándolos a acompañar a los padres deportados a un país que no conocen y cuyo idioma no hablan.

Cientos de miles ahora se encuentran en esa situación para satisfacer la ira de nativistas y activistas antiinmigrantes. Junto con la sustitución de residentes legales permanentes por trabajadores precarios temporales, la campaña de deportación refleja un cambio de una política de inmigración basada en la tolerancia relativa y una fuerte preocupación por los derechos humanos a otra en la que los intereses egoístas de los empleadores en ambos extremos del mercado laboral y los puntos de vista estrechos de los nativistas militantes dominan el día. Es el final de la compasión tal como la conocíamos en el pasado y, junto con ella, el fin de la reivindicación de una posición moral estadounidense única en el mundo.

Una historia relacionada se refiere a los refugiados. En comparación con el esfuerzo liderado por Alemania para repatriar a cientos de miles de refugiados sirios y de otros países de Oriente Medio en Europa occidental, los 70.000 refugiados admitidos por eeuu en 2015 parecen un número miserable. De estos, solo 1.682 vinieron de Siria. El número total es en realidad mucho menor que el de los refugiados admitidos en 1980 bajo el presidente James Carter (207.116) o incluso bajo el primer gobierno de George H. W. Bush en 1990 (122.066). No se ha hecho ningún esfuerzo para ayudar a los países de Europa occidental a hacer frente a la crisis de los refugiados. En cambio, el gobierno de Trump está buscando formas de prohibir las nuevas entradas de refugiados de países de Oriente Medio y otras regiones bajo la teoría de que representan una amenaza para la seguridad nacional. Recientemente, el gobierno anunció que el número total de refugiados que se admitirán este año se reducirá a alrededor de 45.000.

Hasta el momento, ningún refugiado de Oriente Medio en eeuu ha sido condenado por cometer o intentar cometer un acto terrorista. No se han reportado tales actos o intentos de actos en las pocas áreas de concentración de inmigrantes musulmanes en eeuu, como Dearborn o Detroit. Pero la política del miedo y el nativismo intransigente prácticamente han eliminado la racionalidad y la relativa apertura que guiaban el enfoque de eeuu hacia sus recién llegados en el pasado. Las famosas palabras del poema de Emma Lazarus inscritas en la base de la Estatua de la Libertad deberían ser borradas4.

  • 1.

    Alejandro Portes: es profesor en las universidades de Miami y Princeton. Obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2019.Palabras claves: deportaciones, migración, nativistas, Donald Trump, Estados Unidos. Nota del autor: agradezco los comentarios de David Abraham y Patricia Fernández-Kelly hechos en una versión previa a este artículo. La responsabilidad de todo lo escrito es exclusivamente mía.. Oficina de Estadísticas de Inmigración, Departamento de Seguridad Nacional: Yearbook of Immigration Statistics: 2017, Washington, dc, 2017.

  • 2.

    J. Lee y M. Zhou: Asian American Achievement Paradox, Russell Sage Foundation, Nueva York, 2015.

  • 3.

    Acuerdo binacional que patrocinó el cruce legal y temporal de alrededor de 4,5 millones de trabajadores provenientes de México a eeuu desde 1942 [n. del e.].

  • 4.

    «Give me your tired, your poor, your huddled masses yearning to be free, the wretched refuse of your teeming shore. I lift my lamp beside the golden door» [«Dame a tu pobre, a tu agotado, a tus innumerables masas que aspiran a vivir libres, al rechazo miserable de tus orillas superpobladas (…) Levanto esta lámpara junto a la puerta dorada.]. E. Lazarus: «The New Colossus», 1883.

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