En el referendo revocatorio del 10 de agosto, Evo Morales obtuvo un 67% de aprobación nacional, con buenos resultados incluso en algunos departamentos autonomistas. Para entender el resultado, es necesario descartar la visión lineal que opone un bloque popular-indígena a una oligarquía reaccionaria. Desde siempre, Bolivia ha sido un territorio difícil de ocupar, cuya particular geografía ha generado todo tipo de conflictos. En las últimas décadas, el poder político ha permanecido en el Occidente, mientras que el económico se ha trasladado al Oriente. Allí reside una de las claves del conflicto, aunque las profundas transformaciones demográficas que atraviesan los departamentos autonomistas, resultado de la migración desde el Occidente, hacen pensar que las cosas volverán a cambiar en el futuro próximo.