En 2002, la cadena de hamburguesas más famosa del planeta abandonó Bolivia. Muchos dicen que fue derrotada por las decenas de puestos callejeros y chiringuitos de comida al paso. Aunque algunas investigaciones revelan que el 71% de los alimentos y las bebidas que allí se comercializan deberían prohibirse por cuestiones de salubridad, todos -universitarios, burócratas, borrachos y trasnochados, empresarios, albañiles y vendedores informales- comen cada día a precios de saldo en las calles paceñas.