Opinión
noviembre 2016

Cuando la diestra es siniestra y la siniestra no es diestra Una perspectiva crítica y feminista de las izquierdas latinoamericanas

Las izquierdas latinoamericanas asumieron un discurso acrítico que cerró puertas a experiencias sociales de base e inhabilitó espacios de discusión en los que el feminismo tenía y tiene mucho para decir.

Cuando la diestra es siniestra y la siniestra no es diestra  Una perspectiva crítica y feminista de las izquierdas latinoamericanas

Hacer un balance de la década de gobiernos progresistas de la región, es una tarea que excede lo individual y depende de las posibilidades de un debate crítico que permita ver luces y sombras, a la vez que analice las raíces mas profundas de los déficit epistémicos, culturales y políticos de las izquierdas latinoamericanas. Se trata de un proceso incipiente, que tiene el desafío, como propone Arturo Escobar, de «ampliar el espacio epistémico y social de lo que tradicionalmente se ha considerado pensamiento crítico latinoamericano»1. Escobar propone incluir junto al pensamiento de izquierda al menos dos grandes vertientes que surgen de las luchas y el pensamiento «desde abajo»: el pensamiento autonómico y el pensamiento de la tierra. Desde la perspectiva feminista, es necesario incorporar «el pensamiento desde el cuerpo». Es decir, las relaciones de poder que lo atraviesan, la articulación de la autonomía individual y la colectiva, las relaciones con el territorio y con la naturaleza.

En el «giro a la izquierda» se identifican un conjunto heterogéneo de procesos y culturas políticas disímiles. Sin embargo, a pesar de su heterogeneidad, todos se han identificado mutuamente como partidos de izquierda y han constituido campos de alianza (Foro de San Pablo y ALBA) que nunca se han puesto en debate.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional liderado por Daniel Ortega pertenece a ambos espacios, sin que se hayan cuestionado sus estrategias de perpetuación en el poder, sus políticas restrictivas en materia de derechos sexuales y reproductivos o las alianzas conservadoras que sustentan al gobierno. Por el contrario, en junio del 2016 la declaración del XXII Encuentro del Foro de San Pablo saluda el respaldo popular «al FSLN y a su líder, el Comandante Daniel Ortega, candidato presidencial para las elecciones de noviembre en ese país, en las cuales el pueblo nicaragüense, seguro de su triunfo, ha dado una lección de soberanía al no permitir la tradicional intervención de las potencias imperialistas en los procesos democráticos de nuestros países bajo el disfraz de la observación electoral».Esta postura es compartida por una parte significativa de movimientos sociales, profundizando lo que Boaventura de Sousa Santos llama «una relación fantasmal entre la teoría y la práctica»2.

Alejandro Bendaña afirma que «a diferencia de algunos países en América del Sur, lamentablemente no es posible enumerar significativas iniciativas progresistas sino mas bien enormes retrocesos» como la prohibición del aborto terapéutico, la profundización de las desigualdades sociales, las concesiones a emprendimientos multinacionales o la indefensión de las comunidades indígenas ante el tráfico de tierras y madera amparados por el gran capital y autoridades políticas. En el mismo sentido se pronuncia el Movimiento Feminista de Nicaragua sobre la nueva coyuntura electoral. En uno de sus últimos documentos afirma que «rechaza la utilización del cuerpo de las mujeres para negociar cuotas de poder entre los poderes político, económico y religioso, por ello continuaremos luchando con nuestros propios medios y haciendo alianzas únicamente con aquellos actores sociales dispuestos a colocar en el centro de las propuestas de cambio, la justicia y la igualdad para hombres y mujeres en todos los planos de la vida»3.

Cuando la práctica política queda anclada en conceptualizaciones de la Guerra Fría, solo se puede estar «con» o «contra» y toda reflexión cuestionadora es colocada automáticamente en el campo de la derecha. Según Boaventura de Sousa Santos «la pérdida de los sustantivos críticos, combinada con la relación fantasmal entre la teoría crítica eurocéntrica y las luchas transformadoras en la región, no sólo recomiendan tomar alguna distancia en relación al pensamiento crítico pensado anteriormente dentro y fuera del Continente; mucho más que eso, exigen pensar lo impensado, o sea, asumir la sorpresa como acto constitutivo de la labor teórica».

Progresismo y populismo

Eduardo Gudynas sostiene que «los progresismos expresan regímenes políticos heterodoxos, donde coexisten novedades que podrían identificarse como de izquierda, junto a otras más conservadoras; se hicieron algunas innovaciones pero a la vez permanecieron componentes que se arrastran desde las décadas neoliberales»4. Pero lo que en un principio podía ser calificado de «giro a la izquierda» –caracterizado por un nuevo rol del Estado y la inclusión de voces y demandas de los movimientos sociales con expectativas de cambio emancipatorio– enfrentó los límites de sus propuestas neodesarrollistas y dejó a la luz, como dice Maristella Svampa, que «los populismos realmente existentes nos insertan en un escenario mas pesimista, que advierten acerca de conflictivas relaciones sobre modelos de democracia, sobre confrontación entre gobiernos progresistas y movimientos sociales y las crecientes limitaciones de los proyectos neoextractivistas»5

Las tensiones y contradicciones de esa heterodoxia, junto a la corrupción de algunos procesos han generado rupturas de diferentes movimientos de base. Dirigentes del PT brasileño, afirman haberse separado de los movimientos sociales, sin reflexionar que ello sucedió precisamente debido a sus opciones y concesiones al capitalismo depredador, al agronegocio y a las finanzas. No fueron actos inocentes, y sus repercusiones son gravísimas desde el punto de vista político, ecológico y social.

Recurrir exclusivamente a la crítica del imperialismo y de los grandes medios de comunicación, amputa el desarrollo de un pensamiento crítico de izquierda capaz de alimentarse de la práctica para analizar las políticas económicas de los gobiernos, sus opciones y alianzas.

Las luchas de los feminismos se confrontan con una cultura de izquierda, pero también de otras vertientes del pensamiento crítico,que continúa marginando campos del activismo políticofeministaa un lugar secundario, reproduciendo una obsoleta división teórica y prácticamente entre «lo político» como gestión del Estado, y las relaciones sociales cotidianas en las que la exclusión social, el racismo, el sexismo y la heteronormatividad, se articulan en las personas de carne y hueso, en los cuerpos de las mujeres que padecen violencia y de las niñas y los niños abusados sexualmente.

¿Cuál es el campo de las alianzas que los partidos de izquierdahan privilegiado? Las relaciones con feministas, ecologistas, activistas de derechos humanos son una y otra vez estigmatizadas y ridiculizadas por mirar «el árbol y no ver el bosque», sin comprender que es precisamente el bosque lo que no nos gusta.

Los movimientos que pretenden un cambio social deberían identificarse por la radicalidad imaginativa de sus propuestas para crear nuevos formas de producción de la política y de organización de la sociedad. ¿Como pensamos nuestro futuro como sociedad?

Construir nuevos rumbos emancipadores requiere un cambio de la perspectiva de análisis. Ese sigue siendo el principal campo de disputa política. Deberíamos comenzar por colocar en el centro del debate la contradicción capital-vida, tal como la define la economía feminista, para pensar la calidad misma de la vida o «la vida que merece ser vivida».

El diálogo plural es una herramienta política pero es también una propuesta emancipadora en sí misma, ya que abre la posibilidad de hacer política feminista desde la diversidad y con una pluralidad de miradas. En el escenario político de América Latina y en este feminismo de mil rostros diferentes, poner en diálogo imaginarios construidos en las luchas por constituirse en protagonistas de su historia, y hacer de ese diálogo un espacio fértil para la acción política, permite desmantelar imaginarios colonizados y fortalece nuevas alianzas e interacciones.



    • 1.

      Escobar Arturo; Desde abajo, por la izquierda y con la tierra. La diferencia de Abya Yala/Afro/Latino- América en :Rescatar la esperanza. Más allá del neoliberalismo y el progresismo. 2016. Entrepueblos, Barcelona.

    • 2.

      De Sousa Santos, Boaventura Epistemologias del Sur. Utopía y Praxis Latinoamericana / Año 16. No 54 (Julio-Septiembre, 2011) Pp. 17 - 39 Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social / CESA – FCES – Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela.

    • 3.

      Una postura feminista ante la situación nacional. Movimiento Feminista de Nicaragua. 18 de octubre 2016

    • 4.

      Gudynas Eduardo, La identidad de los progresismos en la balanza. ALAI 2015

    • 5.

      Svampa Maristella; América Latina: Fin de ciclo y populismos de alta intensidad en Rescatar la esperanza. Más allá del neoliberalismo y el progresismo. 2016. Entrepueblos, Barcelona.


    En este artículo


    Newsletter

    Suscribase al newsletter