Entrevista
mayo 2022

¿Suecia también apuesta por la OTAN?

Entrevista a Bella Frank

La izquierda sueca sigue manifestándose en contra del ingreso del país a la OTAN. Sin embargo, tras la invasión de Rusia a Ucrania hay un creciente sentimiento ciudadano favorable a la adhesión. La vocación de Finlandia de ingresar al pacto atlántico podría fortalecer más esa postura. Bella Frank, analista del periódico Tidningen Global, lo explica en esta entrevista.

<p>¿Suecia también apuesta por la OTAN?</p>  Entrevista a Bella Frank

Bella Frank, analista del periódico Tidningen Global y colaboradora de medios como Arbetaren Feministiskt Perspektiv, explica el debate sobre el ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Suecia. Mientras Finlandia ya muestra su vocación de adherirse a la alianza atlántica, en Suecia la izquierda sigue manifestando su oposición, a la vez que la derecha presiona por el ingreso. En esta entrevista, Bella Frank explica la perspectiva de la ciudadanía sueca sobre la guerra en Ucrania tomando en cuenta la proximidad geográfica con Rusia, los temores respecto de las políticas de Putin y la histórica política de neutralidad del país. Al tiempo que manifiesta fuertes críticas al ingreso sueco a la OTAN, afirma que algunas personas y grupos de la izquierda occidental parecen necesitar que Estados Unidos sea el agresor principal para manifestarse públicamente, algo que tanto las izquierdas ucranianas como los sirias también han señalado.

Finlandia y Suecia han sido neutrales durante mucho tiempo, pero ahora parece que ambos países están dispuestos a entrar en la OTAN. Si Ucrania no hubiera sido invadida, ¿habría sido probable que ambos países permanecieran en esa condición?

Sí, al menos a corto plazo. Creo que la invasión rusa de Ucrania ha sacado a la luz la cuestión de la OTAN de formas que, para muchos suecos, habrían sido difíciles de imaginar antes. La neutralidad sueca ha sido ampliamente aceptada como el factor principal por el que el país ha sido capaz de preservar la paz dentro de sus fronteras durante más de 200 años.

Muchos suecos todavía están firmemente en contra de ingresar a la OTAN y creo que grandes sectores de la ciudadanía simplemente están tratando de informarse más sobre los pros y los contras de la adhesión. Se debe aclarar, al mismo tiempo, que incluso durante los tiempos en que Suecia ha afirmado ser neutral, esto no ha sido necesariamente así en la práctica. Por ejemplo, desde 2014 Suecia ha tenido una cooperación más estrecha con la OTAN como uno de sus «socios de oportunidades mejoradas». Suecia también ha participado con tropas en Afganistán con la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés).

Según las encuestas de opinión, hay alrededor de 70% de apoyo a la entrada en la OTAN en Finlandia. ¿Cómo es el estado de ánimo de la ciudadanía en Suecia en relación a este tema?

No creo que exista 70% de apoyo para unirse a la OTAN ni en Finlandia ni en Suecia. Sin embargo, el apoyo finlandés podría llegar hasta 70% si Suecia también decide unirse.

Una semana después de la invasión rusa, el apoyo a la adhesión de Suecia a la OTAN había aumentado considerablemente. En una encuesta de Novus publicada el 4 de marzo, el 49% de los encuestados creían que Suecia debería unirse a la OTAN, mientras que 27% se manifestaba en contra. 24% de los encuestados —lo que representa una buena porción— no manifestó una opinión. Sin embargo, antes de la invasión rusa de Ucrania, alrededor de 40% de los ciudadanos solía rechazar la adhesión a la OTAN y solo alrededor de 35% se encontraba eventualmente a favor de la membresía. Otra encuesta realizada por DN/Ipsos muestra que si Finlandia se une, sí se produciría una mayoría sueca favorable a la adhesión. En ese caso, alrededor de 54% apoyaría el ingreso a la OTAN.

El estado de ánimo de la ciudadanía es un poco difícil de medir. En la izquierda —tomada en un sentido amplio— muchos sienten que el debate ahora está sesgado en favor de la adhesión. Es decir, que la idea de Suecia debe unirse a la OTAN, a pesar de que ahora no hay ni siquiera una mayoría clara para ello, se ha convertido en una especie de consenso. En la izquierda y en el campo pacifista se teme que la membresía a la OTAN se vuelva desestabilizadora para toda la región del Báltico. Los críticos argumentan que Suecia se verá envuelta en conflictos militares y que, en lugar de adoptar esta política, lo que debería hacer el país es intensificar el trabajo de desmilitarización. Muchos críticos también han advertido contra la toma de una decisión tan importante en lo que puede ser un espacio muy corto de tiempo. Sin embargo, algunas voces de la izquierda ya están considerando que la adhesión sueca podría ser un mal necesario.

Incluso antes de la guerra de Ucrania, los partidos de derecha suecos defendían la pertenencia a la OTAN. La izquierda dominante (socialdemócratas, verdes, Partido de la Izquierda) se ha opuesto a la idea. Teniendo en cuenta también que Suecia se dirige a unas elecciones generales que se se celebrarán en septiembre de este año, ¿cuál es ahora la postura dominante en la izquierda?

La adhesión a la OTAN ha seguido siendo en gran medida una posición de derecha. Algunos de los partidos tradicionales de derecha han presionado durante mucho tiempo por la membresía. Moderaterna (Partido Moderado), conservador, así como Liberalerna (Partido Liberal) y, desde 2015, tanto Kristdemokraterna (Demócratas Cristianos) como Centerpartiet (Partido del Centro) han considerado que Suecia debe unirse a la organización. Los Sverigedemokraterna (Demócratas de Suecia), de extrema derecha, han cambiado recientemente de posición y ahora también apoyan la membresía sueca a la OTAN.

Miljöpartiet (Los Verdes) y Vänsterpartiet (Partido de la Izquierda) siguen estando firmemente en contra de la afiliación sueca. Los socialdemócratas, que gobiernan el país, han sido tradicionalmente contrarios a la entrada en la OTAN, pero hay algunos reportes y posiciones que indicarían que están a punto de cambiar de posición. Si los socialdemócratas toman la decisión de defender la incorporación de Suecia a la OTAN, habrá una mayoría favorable a ello en el Parlamento sueco. Existen algunos informes que indican que Suecia podría querer presentar una solicitud de adhesión junto con Finlandia durante la cumbre de la OTAN a fines de junio.

Irónicamente, Suecia y Finlandia tienen mujeres como primeras ministras. El gobierno finlandés también se enorgullece de tener un gobierno feminista. ¿Cómo ves esta ironía?

Suecia ha afirmado tener una política exterior feminista desde hace algunos años y muchas feministas han criticado esto constantemente, argumentando que los hechos no están a la altura de esas afirmaciones. Supongo que se dirá lo mismo tanto de Magdalena Andersson, primera ministra sueca, como de su homóloga finlandesa, Sanna Marin, si ambos países solicitan realmente el ingreso a la OTAN.

Pero en mi opinión, más importante que el hecho de que sean mujeres y lideren gobiernos con aspiraciones feministas, es la situación que ha creado la invasión rusa de Ucrania. Obviamente, este proceso comenzó en 2014 con la anexión de Crimea y fue precedido de los bombardeos rusos de Chechenia y seguido por los de Siria, pero la invasión a gran escala de Ucrania –que tiene lugar tan cerca de las fronteras de la Unión Europea– ha puesto el tema en primer plano, independientemente de las ambiciones feministas de permanecer fuera de  alianzas como la atlántica. Muchas feministas suecas y finlandesas seguramente no estarán de acuerdo con la membresía, y las encontraremos tanto en la izquierda como en el movimiento pacifista sueco, y seguirán resistiendo a la solicitud de adhesión de Suecia a la OTAN.

Desde una perspectiva realista, ¿cree que está justificado que Suecia y Finlandia entren en la OTAN? Por ejemplo, en Ucrania el apoyo a la adhesión a la OTAN subió a 80% tras la invasión. Lógicamente, todos los ucranianos tendrían una justificación para pensar que la pertenencia a la OTAN les habría proporcionado un escudo protector contra la bárbara agresión rusa. ¿Cuál es su opinión?

Creo que esto es lo que piensa mucha gente en Suecia. Ver la destrucción de ciudades y personas de un pueblo al que Vladimir Putin ha llamado «hermano», ver las fosas comunes en Bucha y otras ciudades y los informes de violaciones, implican que haya poca o ninguna ilusión sobre lo que es capaz de hacer la Rusia de Putin.

Algunas personas argumentan que si Finlandia se une a la OTAN no habría necesidad de que Suecia también lo haga, ya que la mayoría de los países alrededor de Suecia serían miembros de la organización. Pero otros sostienen que esa sería una posición muy egoísta. Si Finlandia decide ingresar, su decisión tendría influencia sobre muchos suecos, ya que ambos países tienen una gran proximidad cultural. Finlandia tiene una frontera muy larga con Rusia, de más de 1.300 kilómetros. Por ello, creo que ahora los suecos comprenden mejor lo vulnerable que sería Finlandia ante el caso de una agresión rusa.

¿Cree que hay alternativas a la entrada en la OTAN?

Por supuesto. Existe la alternativa de permanecer libres de alianzas o trabajar por una mayor alianza de seguridad de la Unión Europea. Por otra parte, muchos de quienes están a favor de la membresía a la OTAN señalan el hecho de que la mayoría de los estados miembros de la Unión Europea ya integran esa organización, entonces, ¿por qué apoyarían el fortalecimiento de una alianza de la Unión Europea? El ex-líder del Partido de la Izquierda, Jonas Sjöstedt, ha abogado por una alianza de defensa entre los países nórdicos, que funcionaría en paralelo con la Unión Europea y la OTAN.

Dmitry Medvedev, ex-presidente ruso, ha advertido que Rusia desplegará ojivas nucleares en la región del Báltico si Suecia y Finlandia se unen a la OTAN. ¿Qué tan real es la amenaza nuclear en vista de las acciones recientes del régimen de Putin?

Lo encuentro extremadamente difícil de evaluar. Pero la gente en la región del Báltico, como el ministro de Defensa de Lituania, Arvydas Anušauskas, ha señalado que ya hay ojivas nucleares rusas en Kaliningrado, que se encuentra entre Lituania y Polonia. Estas ojivas han estado allí durante unos cuatro años. Kaliningrado está a unos 300 kilómetros de Suecia. Eso no quiere decir que Rusia no desplegaría muchas más ojivas nucleares en la región si Suecia o Finlandia se unen a la OTAN. Muchos de quienes se oponen a la membresía en la OTAN señalan esto como un argumento para no unirse, pero otros se oponen a la idea de permitir que Rusia dicte lo que Suecia pueda o no decidir en relación a la OTAN.

A pesar de la enorme simpatía por Ucrania en Europa, no hemos visto manifestaciones masivas ni el surgimiento de un movimiento como ocurrió antes de la guerra de Irak. ¿Qué explica esto en su opinión?

En Alemania hubo grandes manifestaciones cuando comenzó la guerra. En Suecia, en cambio, ha habido muchas, pero han sido más pequeñas. Por supuesto, no ha habido ninguna tan grande como las que se produjeron antes de la guerra de Irak en 2003, cuando en Estocolmo se llevaron a cabo las mayores manifestaciones de la historia desde la guerra de Vietnam. Puede que esto tenga algo que ver con el hecho de que hay una respuesta oficial tan masiva de los gobiernos europeos que la necesidad de que un movimiento social no es tan importante como en otros casos. También esto puede asociarse al hecho de que la izquierda sueca, en un sentido amplio, ha estado más enfocada en otras áreas como América Latina o el Medio Oriente, por lo que puede haber redes más establecidas en esos casos.

Otro aspecto de esta cuestión se vincula con una especie de inercia. Pese a que en Siria algunos grupos han sido consistentemente críticos con Rusia por bombardear a civiles sirios año tras año, la brutalidad de Rusia contra los sirios nunca generó la misma indignación que la guerra de Estados Unidos en Irak. Algunas personas y grupos parecen necesitar que Estados Unidos sea el agresor principal para salir realmente indignados a la calle, algo que tanto las izquierdas ucranianas como las sirias, entre otras, ya han señalado.


Nota: La versión original de este artículo en inglés se publicó en la revista Green Left, de Australia el 27/4/2022 y está disponible aquí.

Traducción: Mariano Schuster




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