Organizado por la oficina de Fundación Friedrich Ebert en Colombia (FESCOL), se realizó en Bogotá, entre los días 21 y 22 de octubre del año pasado, el Encuentro Internacional sobre "Implicaciones del Programa de Prioridades del Informe Brandt para América Latina". En el acto de apertura hicieron uso de la palabra el señor presidente de la República de Colombia, Julio César Turbay Ayala; los ex-presidentes de Venezuela y de Bolivia, Sres. Carlos Andrés Pérez y Hernán Siles Suazo, respectivamente y el Sr. Klaus Schubert, representante de FESCOL. Este evento tuvo por finalidad lograr un mejor nivel de cooperación y ayuda mutua entre los países latinoamericanos y el contribuir a adoptar posiciones conjuntas mínimas de estos países frente a los debates de la convivencia Norte-Sur. Para estos efectos, se constituyeron los siguientes grupos de trabajo: Problemática Financiera, Problemática Comercial, Problemática Energética y Tecnológica, Problemática Institucional, Problemática Externa en las Estrategias de Desarrollo Latinoamericanas. Participaron en este Encuentro miembros de la Comisión Brandt, políticos, y destacados especialistas de organismos internacionales, como PNUD, OEA, CEPAL, OIT, CIEPLAN, JUNAC, entre otros.
Socialdemocracia: Pro y Contra
Rodney Arismendi
La victoria de la revolución nicaragüense han contribuido fuerzas vinculadas a la socialdemocracia europea. En América Latina, los Partidos Socialistas propiamente dichos - como los de Chile y Uruguay - no pertenecen a la Internacional. Son principalmente partidos nacional-reformistas, algunos en el gobierno y otros ahora en la oposición, pero todos grandes partidos de masas, los que poseen lazos orgánicos con la Internacional Socialista. La intervención directa de la Internacional se acrecienta en América Latina y en todo el llamado Tercer Mundo. En particular, denuncia al fascismo y participa en campañas de solidaridad. Conviene por lo tanto que los comunistas digamos algunas palabras al respecto. La amplitud de nuestra estrategia comprende alinear frente al fascismo y a las tiranías, de hechura imperialista, a todos sus adversarios.
Manuel Ortuño Martínez
Con frecuencia las disputas ideológicas más recientes en el seno de los movimientos de izquierda, tanto en España como en América Latina, tienen una base inapropiada en el uso poco acertado, polémico, irreflexivo y tenaz de ciertas denominaciones y conceptos. El de "socialdemocracia" y "Socialdemócrata" ha llegado a adquirir tales connotaciones que más bien parece un arma arrojadiza y supuestamente "mortal", capaz de hacer palidecer al mas pintado o colorado. Si de este país pasamos a observar y analizar lo que ocurre en América Latina, la situación puede rayar con la insensatez. El concepto "Socialdemócrata" y la propia realidad que ha solido encubrirse con él han tenido una historia bastante malparada y repleta de confusiones. Los partidos socialdemócratas, nacidos en torno a la 11 Internacional, sostuvieron una rotunda y prevalente connotación marxista, difícilmente discutible. Que ese "marxismo", a veces titulado ortodoxo fuese en realidad una traducción deformada y bastante deficiente del discurso original, tan complejo como rico en matices, de Marx, sólo pudo ser comprobado mucho más tarde, cuando ya habían tenido lugar el revisionismo de Lenin y la fijación economicista-determinista de Kautsky. Uno y otro, sin embargo, hasta la revolución soviética, siguieron empleando y manejando el término "socialdemocracia" sin el menor resabio.