Por segunda vez, el electorado chileno rechazó un texto constitucional. Si en 2022 el texto fue rechazado por ubicarse «demasiado a la izquierda», este lo fue por ser «demasiado de derecha». Tras ello no hay una demanda de mero «centrismo», sino que subyace un clima de «Que se vayan todos». Este resultado desordena la casa de la derecha y golpea con fuerza las ambiciones presidenciales del radical José Antonio Kast, aunque no ordena la casa de la izquierda.