El actual giro a la izquierda en América Latina trae una novedad absoluta: el estreno de gobiernos de tipo socialdemocrático en Brasil, Uruguay y Chile, que aunque asumen rasgos propios guardan semejanzas con los congéneres europeos. A diferencia de otras experiencias de la región, en estos países gobierna una izquierda institucional, con partidos bien establecidos, que operan en sistemas de partidos relativamente institucionalizados, plurales y competitivos, asumiendo las reglas de la democracia representativa y las restricciones de la economía capitalista en mercados abiertos, pero impulsando al mismo tiempo un reformismo moderado. Los tres gobiernos tienen un potencial socialdemocrático diverso, en función de sus recursos políticos, cultivando en todo caso el compromiso entre capitalismo y democracia, en busca de nuevas formas de desarrollo, que compaginen progreso económico y cohesión social.