En una de las tantas reuniones que acostumbramos tener los chilenos en exilio, hubo una que parecía ser más importante que otras, pues recibíamos a un compañero que, recién llegado de Chile, nos informaría acerca de los avances experimentados en el último tiempo por el movimiento sindical de base. Ahí constatamos - y no muy sorprendidos, dado el estado catastrófico en que se encuentran, para la gran mayoría, nuestras ex-organizaciones - que la notable recuperación del movimiento sindical no pasaba ni por nada por la acción de los partidos. Muy por el contrario, muchas veces, a pesar , e incluso, en contra de ellos. "El problema que se plantea ahora" - dijo un compañero obrero, evidentemente entusiasmado - "es quién manda a quién, si los partidos a los trabajadores o los trabajadores a los partidos".