Opinión
febrero 2018

El mundo al borde del abismo

La Conferencia de Seguridad de Múnich 2018 estuvo marcada por graves conflictos, escenarios sombríos del futuro y un rechazo a la diplomacia.

El mundo al borde del abismo

Tradicionalmente, la Conferencia de Seguridad de Múnich (Munich Security Conference o MSC, por sus siglas en inglés) es considerada una buena ocasión para atenuar conflictos mediante el diálogo. La MSC tiene fama de discutir y analizar abiertamente los conflictos geopolíticos actuales. Es una suerte de barómetro de la voluntad de los actores internacionales para trabajar juntos en soluciones a las amenazas globales de seguridad más apremiantes. Sin embargo, la 54ª edición de la Conferencia de Seguridad, que se celebró la semana pasada, debe ser tomada como una señal de alarma en este sentido. Hace mucho tiempo que la situación no se veía tan mal como en 2018. Si bien la conferencia también este año se destacó por la presencia de numerosos jefes de Estado y ministros de Defensa y de Política Exterior, no hubo muchos intercambios constructivos. Por el contrario, los políticos se atacaron mutuamente con denuncias y acusaciones recíprocas. De momento, todo indica que en el futuro cercano los conflictos actuales van a empeorar de manera considerable. Pero lamentablemente, no se debatieron seriamente posibles salidas a estas disputas. El lema de la conferencia de este año fue «Hasta el borde del abismo ¿y de vuelta?» y la existencia de ese abismo se hizo claramente evidente en Múnich. Lo que no queda claro es el camino de regreso. La conferencia estuvo plagada de agresivas acusaciones y de discusiones que terminaban en amenazas. Asimismo, tampoco se logró esbozar un borrador con los pasos a seguir para poder retornar a buen puerto.

Uno de los grandes temas del encuentro fue el conflicto en Oriente Medio, ya que todo indica que la situación de tensión allí continuará escalando en el futuro. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, protagonizó en Múnich una escena digna de una película cuando le declaró indirectamente la guerra a Irán. Muchos participantes se quedaron atónitos por la dureza de su discurso ofrecido en el último día de la conferencia. Si Irán continúa expandiendo su presencia en Siria, Israel amenazó con intervenir militarmente. De ser cierto este ultimátum, se perdería totalmente el control de este conflicto. Esta situación –que ya es intrínsecamente volátil– también se vería afectada por otro factor que se rumoreó durante la conferencia: Israel contaría con el respaldo de Estados Unidos en esta disputa. Además, en lo que respecta a este conflicto, Israel estaría alineado con los Estados árabes del Golfo bajo el liderazgo de Arabia Saudita.

Otro tema que se abordó en la MSC fue el acuerdo nuclear con Irán debido a que en la actualidad se encuentra bajo extrema presión. Tanto los representantes de Israel como los de Estados Unidos dejaron en claro en Múnich que quieren implementar nuevas sanciones contra Irán. Justificaron esta exigencia con la creciente desestabilización de Oriente Medio debido a la presencia de milicias –apoyadas por Teherán– en Siria y el Líbano. Sin embargo, los europeos desean sostener el acuerdo nuclear aunque tengan una opinión crítica respecto al rol de Teherán en Oriente Medio. Y como si esto fuera poco, en Europa también crece el temor de que cada vez más actores en Washington estén considerando la posibilidad de intervenir militarmente en Irán. Esta preocupación en las capitales europeas se debe a que Washington se estaría alejando cada vez más de la solución diplomática. Una señal de ello sería el uso de una retórica grosera, así como los recortes significativos del presupuesto destinado al Ministerio de Asuntos Exteriores. Mientras tanto, el ministro de Defensa estadounidense estuvo presente en Múnich pero no brindó ninguna charla oficial, lo que va en contra de las tradiciones de la conferencia. De esta forma, Estados Unidos ha dejado bien en claro cuánto se han alejado de su antigua postura de ser una potencia que imponía el orden mundial. Más bien predomina la impresión de que Washington solo entra en escena en el ámbito de política exterior cuando ve que puede sacar alguna ventaja para sí. Y, de momento, ha demostrado que tiene prioridad el accionar militar más que el diplomático. Por último, en lo que respecta a su confrontación con Corea del Norte, continuó la actitud belicosa a través de declaraciones de varios representantes de la delegación estadounidense en Múnich. Por su parte, el asesor de Seguridad de Donald Trump, H. R. McMaster, anunció que iba a continuar presionando al régimen de Pionyang con todos los medios que tenga a su disposición.

Mientras tanto, en Europa, también están aumentando las tensiones. Un ejemplo de ello es la crisis de Ucrania, que no muestra señales de tregua. Si bien el plan de paz de Minsk se firmó hace cuatro años, aún no se pudo desplegar la misión de Cascos Azules para vigilar la zona. Durante su visita a Múnich, el presidente ucraniano Petró Poroshenko le echó la culpa a Moscú de todos los males europeos. Y el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, alertó sobre posibles agresiones rusas. Simultáneamente, Morawiecki fue el centro de una pelea con el primer ministro israelí Netanyahu. El detonante fue la nueva Ley del Holocausto, que penaliza el hacer corresponsable al pueblo o al Estado polacos por los crímenes nazis cometidos durante el Tercer Reich. En respuesta a una pregunta de un periodista en Múnich sobre este tema, el mandatario polaco habló sobre «judíos culpables». Como consecuencia, varias organizaciones judías criticaron fuertemente esta declaración y denunciaron el intento de Polonia de falsificar hechos históricos.

Por su parte, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó a los europeos de retornar a los tiempos nazis. Con respecto a las recriminaciones norteamericanas a Rusia por su presunta influencia masiva en las elecciones, dijo que se trataban simplemente de habladurías. También se habrían tergiversado los dichos en torno de la carrera armamentista: si Estados Unidos lleva adelante sus planes de modernizar su arsenal nuclear, lógicamente Rusia también lo hará, agregó Lavrov.

Los europeos criticaron de manera relativamente abierta la falta de ideas en la política exterior de Washington. La inseguridad sobre el rumbo del gobierno bajo el mando del presidente Trump fue el hilo conductor de toda la conferencia. Para el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, China es el único país que tiene en la actualidad una estrategia geopolítica global cuyas ideas se implementan de manera sistemática. Así, China ha sabido desarrollar un sistema integral alternativo al Occidente. Pero, según declaraciones del vicecanciller alemán, el sistema chino no se basa en la libertad, la democracia y el respecto a los derechos humanos individuales, como sí lo hace el occidental. Más allá de las confrontaciones durante la conferencia, algunos expertos consideran esperanzador el hecho de que Occidente haya reconocido finalmente que su modelo se encuentra amenazado. Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos, destacó que en Occidente, no obstante, se inician actualmente resistencias frente a los poderes autoritarios.

Traducción: Vera von Kreutzbruck



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