Opinión
abril 2019

Una ola socialista en Chicago

Además del triunfo de la primera alcaldesa negra y lesbiana, Lori Lightfoot, las recientes elecciones en Chicago dejaron otra novedad. Los socialistas de la ciudad hicieron un gran papel en las elecciones municipales del 2 de abril y se quedaron con seis bancas en el concejo municipal. La izquierda tiene así una oportunidad histórica para revertir años de gentrificación, brutalidad policial y austeridad.

Una ola socialista en Chicago

Una ola roja ha cubierto Chicago.

Luego de la segunda vuelta electoral del 2 de abril, el concejo municipal de Chicago, conformado por 50 miembros, tendrá al menos cinco socialistas, y probablemente seis, que se han comprometido a crear e integrar un Caucus Socialista. A ellos se unirán otros nuevos concejales de la izquierda progresista, lo que contribuirá a convertir el Caucus Progresista del organismo en uno de los grupos organizados más grandes.

Estas victorias, en las que tuvieron un rol fundamental organizaciones ciudadanas como Familias Trabajadoras Unidas (United Working Families, UWF) y la filial de Chicago de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (Chicago Democratic Socialists of America, CDSA), marcan un cambio radical en Chicago. Representan una oportunidad infrecuente para los sindicatos progresistas, los movimientos sociales radicales y el socialismo renaciente para exigir que la clase trabajadora tenga voz en Chicago.

Las raíces del resurgimiento socialista

Estos resultados son el producto de fuerzas políticas que se fueron desarrollando a lo largo de estos años. La alianza entre los sindicatos progresistas de la ciudad, liderados principalmente por el Sindicato de Docentes de Chicago, y grupos comunitarios del sur y el oeste nació del trabajo conjunto durante la huelga de maestros de 2012 y de la lucha contra Rahm Emanuel en la carrera por la alcaldía de 2015, en la que Jesús «Chuy» Garcia logró forzar una segunda vuelta.

También jugó un papel fundamental el movimiento en favor de la reforma de la justicia penal y contra la violencia policial. Surgido en respuesta a los asesinatos de Laquan McDonald, Rekia Boyd y otras personas negras en manos de policías de Chicago y liderado sobre todo por jóvenes activistas de color en grupos como las Hijas de Assata (Assata’s Daughters) y BYP100, ya había forzado la salida del superintendente del Departamento de Policía Garry McCarthy y de la fiscal del Estado Anita Alvarez, para luego tener un papel fundamental en el sorpresivo anuncio hecho por Emanuel en 2018 de que no buscaría un tercer mandato. En este marco, el socialismo como una corriente política vital se ha extendido por Chicago, ha empujado un crecimiento rápido del CDSA e introducido una crítica explicita del capitalismo en el debate político de la ciudad.

Varios escándalos han puesto también a la defensiva a la elite gobernante de Chicago.

El papel de Emanuel en el encubrimiento del asesinato de McDonald ayudó a debilitar su popularidad y lo llevó a tomar la decisión de no presentarse para un tercer mandato. Ed Burke, el miembro más antiguo del concejo municipal y uno de los políticos más poderosos de la ciudad, es objeto de una investigación federal por intento de extorsión a cambio de influir en modificaciones de zonificación. La investigación fue realizada con la colaboración de otro concejal, Danny Solis, que usó un micrófono del FBI para grabar conversaciones con Burke, en un intento por mitigar investigaciones por corrupción de las que él mismo es objeto. La caída de Burke dañó a muchos políticos que aceptaron sus donaciones, incluidos otros concejales y la candidata a la Alcaldía Toni Preckwinkle, quien perdió en la segunda vuelta por un margen de tres a uno.

El crecimiento del poder progresista y socialista y los golpes recibidos por los políticos del establishment han resultado en una elección municipal dominada por las prioridades de la izquierda. Los candidatos a la Alcaldía y al Concejo Municipal se vieron forzados a hablar de una junta escolar representativa, elegida por los ciudadanos (en la actualidad, el alcalde escoge a los miembros de la junta escolar de la ciudad), de una comisión de responsabilidad policial integrada por civiles, del control de los alquileres y de oponerse a la creación de una nueva academia de policía con un costo de 95 millones de dólares y a un inmenso subsidio de los contribuyentes para el lujoso proyecto inmobiliario Lincoln Yards.

Estos fueron los temas que llevaron a la victoria a los candidatos progresistas y de izquierda. Carlos Rosa, el único concejal en funciones que se reivindica socialista, construyó su campaña alrededor de la lucha contra la Academia de Policía y por el control de los alquileres, en un distrito electoral que se viene gentrificando con rapidez. Su principal contrincante era Mark Fishman, un empresario local de la construcción que contaba con el apoyo del alcalde y que se sintió tan amenazado por Rosa que les entregó a sus oponentes decenas de miles de dólares y publicidad gratis en las ventanas de sus propiedades vacías, y que llegó incluso a comprar el edificio donde Rosa tenía su oficina de campaña para luego tratar de desalojarlo. A pesar de todo esto, Rosa ganó por 20 puntos un mandato de cuatro años en el Concejo Municipal.

Mientras Rosa combate a los más importantes empresarios inmobiliarios, en el vecino distrito 1 Proco Joe Moreno los ha favorecido desde el día en que el alcalde Richard Daley lo postuló para su banca en 2010. Durante su mandato, el distrito registró un éxodo de los vecindarios históricamente latinos y de clase trabajadora, como Logan Square y Humboldt Park. Su oponente fue Daniel La Spata, un recién llegado a la política que había sido miembro de la Asociación Vecinal de Logan Square, una organización que enfrentaba a los empresarios inmobiliarios. En un resultado que tomó a casi todos por sorpresa, La Spata aplastó a Moreno por un margen de dos a uno. (No se hizo ningún favor Moreno con el escándalo que estalló a último momento, después de que le prestara el auto a su novia, luego lo reportara como robado y más tarde le dijera a un periodista: «Es madre soltera. Solo estaba tratando de ayudarla»). La Spata, miembro del DSA cuya campaña fue ampliamente apoyada por el grupo progresista Reclaim Chicago, declaró que se unirá a Rosa en un nuevo Caucus Socialista en el Concejo Municipal.

Luego de los resultados del 2 de abril, no estarán solos. En el distrito 20, donde el concejal en ejercicio enfrenta más de un año en prisión por fraude electrónico, Jeanette Taylor venció a Nicole Johnson por casi 20%. Taylor nació en Chicago, es activista desde hace mucho tiempo y, según contó en una reciente entrevista de Jacobin, participó en una huelga de hambre que se extendió por 34 días y logró evitar el cierre de la escuela secundaria de arte Walter Henri Dyett en 2015. Taylor también fue fundamental en la batalla para lograr que la Biblioteca Presidencial Obama se construya únicamente si las empresas constructoras aceptan firmar un acuerdo de beneficios para la comunidad.

En el distrito 25, Byron Sigcho-Lopez, un activista comunitario, venció a Alex Acevedo por casi 10%. Byron es el director ejecutivo de la Alianza de Pilsen, una organización que lideró la oposición a los empresarios inmobiliarios en una vecindad que se ha gentrificado rápidamente y que ha sido ignorada por el concejal Danny Solis, recientemente caído en desgracia tras el episodio del micrófono.

En la mañana del 3 de abril, Rossana Rodriguez le llevaba la delantera a la concejal titular del distrito 33, Deb Mell, de 64 votos, mientras se esperaba el recuento de los sufragios por correo en los días sucesivos. En la primera vuelta, los votos por correo favorecieron a Rodriguez. La ínfima diferencia de votos, que en algún momento de la noche fue de solo un punto entre las candidatas, es un tema recurrente en este distrito. En la primera vuelta Rodriguez aventajó a Mell por solo 83 votos. La campaña de Rodriguez, con el apoyo de Familias Trabajadoras del Distrito 33, surgió de la campaña del rival previo de Mell, Tim Meegan, quien estuvo a 17 votos de forzar una segunda vuelta en 2015.

Mell, de bajo perfil, integra una dinastía política de Chicago. Su padre es Dick Mell, quien ocupó una banca por décadas para luego pasársela a Deb en 2013; su hermana es Patti Blagojevich, la esposa del ex-gobernador de Illinois Rod Blagojevich, actualmente en prisión, quien se inició en la política electoral cuando Dick Mell apoyó su candidatura como representante del estado contra uno de sus rivales políticos.

Rodriguez, en cambio, se inició en la política en Puerto Rico, de donde es oriunda. Como lo explicó en una entrevista con Jacobin, creció en una familia que luchaba contra el imperialismo estadounidense en la isla. Tras mudarse a Chicago diez años atrás, continuó siendo una activista entusiasta y trabajó en la campaña de Meegan de 2015, al tiempo que luchaba contra los desalojos y las deportaciones en Albany Park.

En el distrito 40, Andre Vasquez venció al concejal en funciones Pat O’Connor por menos de 8%. O’Connor tiene una larga historia en el Concejo Municipal; él y Ed Burke son los dos últimos miembros en funciones que participaron en el «Vrdolyak 29», el bloque que a mediados de la década de 1980 mantuvo una agresiva oposición frente al primer alcalde negro de la ciudad, Harold Washington.

O’Connor ha seguido siendo una fuerza reaccionaria en la política del concejo como líder del bloque de Emanuel, donde ha conducido la agenda del alcalde en un cuerpo cada vez más reacio a cumplir con su papel tradicional de aprobar automáticamente sus iniciativas; su salida a instancias de un miembro del CDSA y candidato apoyado por Reclaim Chicago es bienvenida.

Sin amigos en el quinto piso

Es poco probable que este nuevo bloque de poder socialista encuentre un aliado en la nueva alcaldesa de Chicago. Lori Lightfoot, relativamente desconocida antes de la elección, arrasó luego de una campaña en la que denunció la corrupción y prometió «traer luz». Pero sus antecedentes y la lista de los que contribuyeron a su campaña cuentan una historia diferente.

La experiencia previa de Lightfoot en la función pública fue como jefa del Grupo de Trabajo de Responsabilidad Policial, puesto para el que fue nombrada por el alcalde Emanuel. Desde esta posición, resistió los reclamos para hacer justicia contra varios responsables de violencia policial, entre ellos el policía que asesinó a Rekia Boyd. También actuó como fiscal federal y condenó a prisión a mucha gente como parte de la guerra contra las drogas. En el ámbito privado, trabajó para Mayer Brown, representando a intereses corporativos e, increíblemente, al Partido Republicano.

Si bien había mucho por criticar en su oponente Toni Preckwinkle, los antecedentes de Lightfoot son los de una agente del capital y una defensora de la represión policial. La lista de quienes la apoyaron en esta elección sugiere que esto no va a cambiar una vez que ocupe su cargo, dado que fue respaldada por los principales empresarios de desarrollo inmobiliario y financistas, así como por figuras como el concejal Nicholas Sposato, quien atacó a los inmigrantes indocumentados en el show de Tucker Carlson.

Si bien es probable que Lightfoot se ponga del lado de los ricos y poderosos, es poco probable que llegue a estar siquiera cerca de tener el poder que tuvo Rahm Emanuel como alcalde. Emanuel, y antes de él Daley, lograron ejercer influencia mucho más allá del poder que puede otorgar el cargo. Esto se debía a sus vastas redes de contribuyentes de campaña y aliados políticos, que les permitían llenar las arcas de los concejales de toda la ciudad, o de sus oponentes, a cambio de apoyo en el concejo. Este método de control fue particularmente eficaz en áreas del sur y el oeste, caracterizadas por una profunda desinversión, con frecuencia como resultado de políticas implementadas precisamente por esos alcaldes.

Lightfoot, en cambio, tiene muy pocas de esas relaciones. Su falta de conexión con cualquier fuerza política existente en la ciudad le hará difícil gobernar. Es la famosa «don nadie que nadie envió», según la expresión es muy usual en Chicago acuñada por Abner Mikva, un célebre político demócrata de la ciudad, para referirse a sus comienzos en la política.

Lo que probablemente significa que en el gobierno de la ciudad el poder se alejará del alcalde y se acercará a un concejo municipal con un gran Caucus Progresista (aunque ese grupo no ha sido persistente y coherentemente «progresista» en los últimos años) y un Caucus Socialista considerable. Con la declinación del poder político de concejales veteranos como Burke y la destitución de figuras como O’Connor, es probable que el bloque progresista sea uno de los más poderosos en el Concejo Municipal.

El Caucus Socialista también se verá fortalecido por su relación estrecha con grandes organizaciones de trabajadores. Los seis candidatos recibieron diferentes niveles de apoyo por parte de los sindicatos de trabajadores de la educación y el cuidado de la salud, incluidos el Sindicato de Docentes de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés) y la Unión Internacional de Empleados de Servicios – Salud Illinois e Indiana (SEIU HCII, por sus siglas en inglés). Rodriguez surgió de Familias Trabajadoras del Distrito 33, organización que ha echado fuertes raíces en el vecindario de trabajadores inmigrantes de Albany Park gracias a su actividad en la lucha por la vivienda justa y la defensa de los inmigrantes. Rodriguez también ha apoyado activamente a la Red de Defensa de Albany Park, una organización por los derechos de los inmigrantes, dando una conferencia de prensa en defensa de los residentes del vecindario amenazados de deportación.

Taylor llegó a la política a través de su activismo en la lucha contra el cierre de escuelas y está todavía ligada estrechamente al CTU y al movimiento más amplio contra la austeridad. Sigcho proviene de la Alianza de Pilsen y La Spata es desde hace muchos años miembro de la Asociación Vecinal de Logan Square, ambas organizaciones fundamentales en la lucha contra la gentrificación y por el control de los alquileres.

Todos los miembros del caucus son también miembros del DSA, que hace campañas muy activas en Chicago para lograr el control de alquileres, un sistema universal de salud de contribuyente único y la municipalización y descarbonización del proveedor municipal de energía ComEd.

Estas relaciones entre los funcionarios elegidos y las organizaciones de masas deberían generar un gran impulso para las prioridades de la izquierda de cara a un alcalde hostil. Estos concejales pueden usar sus plataformas para actuar como organizadores en favor del socialismo y como tribunos de las clases trabajadoras, sosteniendo demandas como la de una junta escolar electiva y el control de los alquileres, al tiempo que conectan estos reclamos con una visión política socialista más amplia para un público de toda la ciudad. Las organizaciones de masas podrán profundizar su apoyo al tiempo que incrementan su presión sobre el gobierno de la ciudad mediante movilizaciones, ocupaciones y huelgas. A su vez, los concejales pueden servir como un polo de atracción dentro del Concejo Municipal para colegas indecisos y vulnerables, lo que puede resultar en ventajas para la clase trabajadora y llevar a muchas más personas a sumarse a estos movimientos y desarrollar una conciencia de clase en todo Chicago de un modo que no se ha visto en los últimos 100 años.

Si alguien hubiera anticipado al día siguiente de la elección de 2015 cuáles serían los resultados de la elección de este año, la mayoría lo habría tildado de delirante. Luego de años de arduo trabajo, la izquierda de Chicago tiene una gran oportunidad. Si es capaz de usar este impulso para lograr victorias frente al capital, podría establecerse como una fuerza política perdurable y real y un modelo para la izquierda de todo el país.


La versión original de este artículo en inglés se publicó en la revista Jacobin. https://www.jacobinmag.com/2019/04/democratic-socialists-america-chicago-rossana-rodriguez-carlos-rosa-chicago-teachers-union.

Traducción: María Alejandra Cucchi.

Foto: Lyndon French (The Intercept )




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