De los libros con que los reformadores sociales del siglo XIX buscaron redimir a la clase obrera, solo El capital alcanzó el carácter de obra consagrada, e incluso sacralizada como «Biblia del proletariado». Se trata de un libro complejo, a menudo más reconocido (y venerado) que leído. Leer El capital, traducirlo, editarlo, comprometía las más diversas estrategias. La historia de sus ediciones en lengua española es una verdadera saga transatlántica, atravesada por revoluciones, guerras, dictaduras y exilios. Y, no menos importante, por querellas sobre tales o cuales conceptos que nunca fueron meramente «técnicas», sino que trasuntaban concepciones enfrentadas de cómo entender la lucha política y la emancipación humana.