25 Años: Lugares, hechos, tendencias  Cronología Latinoamericana 1972-1996 (150 / Julio - Agosto 1997)
Nº 150 — Julio - Agosto 1997

25 Años: Lugares, hechos, tendencias
Cronología Latinoamericana 1972-1996

Desde julio de 1972 -primera entrega de Nueva Sociedad- parecería que no han ocurrido cambios fundamentales en América Latina. Pero tanto la memoria personal de todos nosotros como la experiencia histórica de nuestras sociedades indican que en estos 25 años se han acumulado los desafíos y se han multiplicado las aristas desde donde se manifiestan. Desde lo social a lo político, desde lo económico a lo cultural, este cuarto de siglo también es la historia de la proliferación de problemáticas, de la expansión de la política, de la complejización de la realidad histórica. En virtud de la vocación latinoamericana que tiene Nueva Sociedad, dedicamos este número aniversario a los últimos 25 años, como una manera de honrar el acuerdo implícito que establecimos desde el principio con nuestros lectores.

Dossier

Foro Latinoamericano

¿La voz universal que toma partido? Crítica y autonomía

Nunca, ni antes ni después, me sentí tan ajena, tan salvajemente separada de la sociedad argentina como en los meses de la guerra de Malvinas. Una Plaza de Mayo obnubilada había recibido, en una especie de paroxismo nacionalista, la invasión ordenada por el general Galtieri. Si el festejo del Mundial del Fútbol de 1978 reveló que las pasiones colectivas pueden ser singularmente oscuras; si los estudiantes secundarios que celebraron el triunfo futbolístico de Tokio, al año siguiente, mientras los familiares de desaparecidos hacían cola para entrevistarse con la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, parecían el mejor resultado del que podía vanagloriarse la dictadura, la guerra de Malvinas fue el momento más tenebroso. Algunos fuimos derrotistas y discutimos desde esta posición con quienes, en el exilio y en la Argentina, creyeron descubrir, en esa exacerbación irracional de las querellas territoriales y en ese paradójico renacer del nacionalismo, una ocasión para avanzar primero con los militares contra los ingleses, y, humillados los ingleses, forjar una unidad nacional victoriosa que, a su turno, derrotara a los militares. Olvidaban, como lo escribió Carlos Altamirano en ese momento, que la invasión a las Malvinas no se puso en marcha para iniciar la liquidación del proceso militar comenzado seis años atrás, sino para sacarlo del atolladero y conducirlo al cumplimiento de sus metas. La derrota, continuaba Altamirano sólo precipitó el resquebrajamiento de un régimen que vio en la recuperación de las Malvinas un camino para resolver sus problemas, incluido el de su legitimidad. No pasó tanto tiempo como para que esos hechos se transformen en historia. Comienzo por ellos porque creo descubrir allí algunas sugerencias para la situación presente.

Regeneración o desorden. El fin de un ciclo estatal mexicano

Ha sido tan acelerada la globalización y tan abruptamente aplicadas sus políticas en los últimos quince años de la historia de México, que este país, maltrecho como nunca, permite hoy una doble lectura, contradictoria, casi esquizofrénica: es, por una parte, la sociedad del desorden, de la atomización, de la fragmentación salvaje, de la generación exponencial de pobres y de los más poderosos ricos de nuestra época, de la anomia social, de la delincuencia generalizada, de la narcopolítica, de la militarización del sureste mexicano y de la más horrenda corrupción resumida en la voz Carlos Salinas de Gortari, y resumida en los asesinatos políticos de Luis Donaldo Colosio, el candidato priísta a la presidencia de la República y de Ruiz Massieu, secretario del PRI, que enlutaron al país en el año de 1994. Pero es, sin duda por lo mismo, la tierra de las más grandes esperanzas, la del zapatismo y la del cardenismo, la de la búsqueda desesperada por encontrar alguna salida, un camino de redención, algo que nos permita vencer la impotencia, que atempere a esos poderes inconmensurables que van por todas las venas, desde Washington y las grandes trasnacionales, pasando por las televisoras, los radios, las universidades, los intelectuales... hasta los más recónditos poblados del sur, del sureste y del centro, en donde fuerzas militares que parecen de otro país persiguen y aniquilan a los liderazgos sociales sólo por intentar resistir a los proyectos del gran capital trasnacional y de los gobiernos neoliberales a su servicio.