El gobierno iliberal de Polonia avanza en la lucha contra lo que denomina «ideología de género» o «generismo». Amparado por las posturas sexistas y discriminatorias de una red de grupos derechistas que atraviesan toda Europa, el gobierno polaco plantea la existencia de una gran conspiración de un «lobby homosexual y feminista». Los «anti-generistas» proclaman proteger a los niños y la familia, así como a los valores culturales y religiosos polacos. Se lanzan en una lucha despiadada contra los y las activistas feministas, LGBTQ y de derechos humanos, a los que acusan de estar apoyados por políticos liberales y por el Occidente corrupto.