La victoria de Jair Bolsonaro en el primer turno de las elecciones brasileñas expresa una ola conservadores y autoritaria profunda, anclada en la sociedad, y que atrae a los jóvenes. Más allá de los resultados en la segunda vuelta, que según los sondeos favorecerán a la extrema derecha, el Congreso ya se pobló de ultras y figuras que pasaron de los márgenes al centro del tablero político. Los militares y policías son una de las expresiones de este fenómeno que pone a los movimientos sociales, a la izquierda y la supuesta «ideología de género» en el centro de su violenta cruzada.