Existe una imagen mitificada de José Carlos Mariátegui que lo presenta como el marxista ortodoxo por excelencia, el guía de la revolución socialista el sendero luminoso, el Amauta... Una imagen desmesurada y aplastante - en alguna medida revelada por los adjetivos anteriores -, que convierte al marxismo peruano en una glosa o simples notas a pie de página del pensamiento de Mariátegui. La veneración bíblica sustituye a la discusión. De esta manera, y a pesar suyo, Mariátegui acaba convertido en un obstáculo para el desarrollo del marxismo en el Perú.