Olof Palme, Suecia y América Latina (Antología de documentos políticos)
Nueva Sociedad 97 / Septiembre - Octubre 1988
José Goñi, compilador Punto Sur-LAIS, Buenos Aires, 1987, 268 pp. Jean Daniel, director de Le Nouvel Observateur despedía la presencia física de Olof Palme con un artículo que tituló "La muerte de un justo". Decía: "...la muerte de Olof Palme nos deja estupefactos, y no solamente por la necesidad de rechazar el absurdo...". El absurdo se impuso cuando hubo que integrar la noticia del asesinato a la cotidianidad. ¿A qué se debía el historial político que había llevado a este sueco socialista y demócrata a una suerte de cima de popularidad contradictoria? Consciente de la necesidad de plantearse neutral frente a los soviéticos, se había ganado el respeto de los norteamericanos; no había enemistad con Israel, pese a ser considerado amigo de los palestinos; los argelinos no hubieran podido rechazar la mediación de Palme en el conflicto del Sahara, con saharauíes y marroquíes de por medio, o porque el rey de Marruecos pensara en él como árbitro del conflicto; el compromiso sólido de Palme con el Tercer Mundo no le impedía aconsejar a las grandes finanzas... América Latina, como parte integrante de ese mundo tercero, tenía un espacio de privilegio en el quehacer de futuro de Palme.