Opinión
junio 2016

Gero Maass: «En España se ha acabado el bipartidismo»

El representante de la Fundación Friedrich Ebert en España analiza el panorama electoral.

Gero Maass: «En España se ha acabado el bipartidismo»

La situación de España parece haber cambiado en términos macroeconómicos en el último año. Se registran tasas de crecimiento importantes pero la izquierda afirma que no hay mejoras sustanciales en la vida de los ciudadanos. ¿Cómo ve esta situación?

Desde un punto de vista coyuntural, en los últimos tiempos se está volviendo a implantar la esperanza, después de que el país sufriera una profunda crisis entre 2008 y 2010. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), este rayo de esperanza no durará mucho. Además, la balanza comercial exterior sigue siendo negativa y la deuda del Estado vuelve a aumentar, según ha advertido la Comisión Europea en su último informe sobre España.

Este pequeño respiro ha tenido efectos positivos muy limitados sobre el alto nivel de desempleo y, especialmente, sobre el desempleo juvenil. Las cifras están estancadas en más de 22% y de 48%. No es de extrañar, pues, que la cuarta parte de los españoles vivan en o por debajo del umbral de la pobreza. En comparación con la OCDE, el país está en el tercio inferior en lo que respecta a las condiciones sociales y al bienestar.

Desde una consideración estructural, España sigue siendo enormemente dependiente del turismo, en particular, y de la construcción, que sigue estancada. La capacidad de innovación de la industria es limitada: la baja productividad, la falta de inversión en investigación y desarrollo, las estructuras empresariales y los programas de fomento estatales ineficaces marcan su debilidad competitiva. Por otra parte, el nivel relativamente alto de licenciados universitarios no se traduce en impulsos que fomenten el empleo.

A esto hay que añadir una destacada brecha regional. El bienestar se concentra principalmente en las regiones del noreste (País Vasco y Cataluña), así como en la región en torno a la capital, Madrid. La provincia más rica, Guipúzcoa, en el País Vasco, supera en más de 30 % la media española, mientras la región con menor capacidad adquisitiva, Cádiz, está 30 % por debajo. El federalismo español ha cambiado muy poco esta situación. Muchos consideran que el desarrollo de las unidades regionales es otra fuente de una corrupción económica y política que abarca incluso a la Casa Real.

El gobierno del Partido Popular (PP) está recortando fuertemente algunas de las políticas instaladas por el PSOE que permitieron construir el Estado de Bienestar en España. ¿Creé que será posible recuperar la situación social previa a la crisis?

En principio, sería decisivo corregir la legislación laboral que aplicó el gobierno conservador en 2012, que recortó el poder de negociación de los sindicatos. Así se podría fortalecer a los sindicatos e influir en la distribución primaria favoreciendo a los trabajadores por cuenta ajena. El programa electoral del PSOE recoge estas consideraciones.

Además, el candidato Pedro Sánchez comunicó un plan de emergencia en política social en caso de traspaso de gobierno: la aprobación de un ingreso mínimo vital para los 720.000 hogares que ahora mismo no tienen ningún tipo de prestación; el aumento de la prestación por hijo a cargo que reconoce la Seguridad Social, destinado a los niños que sufren la pobreza infantil y sus familias, y la recuperación de la prestación -ahora recortada por el Partido Popular- para los desempleados con más de 52 años, que ya no reciben ninguna ayuda.

En el contexto de la debilidad económica estructural, solo se puede lograr un refuerzo sustancial de las infraestructuras del Estado del Bienestar mediante una actuación exhaustiva en la justicia distributiva (por ejemplo, por los impuestos). Para ello, sería necesario un claro mandato político de PSOE y Podemos, que, al menos, en las próximas elecciones parece poco probable porque Ciudadanos, no estaría dispuesto a ello.

¿Cómo analiza la situación actual del PSOE? Desde la época de la transición, éste partido consiguió ser la fuerza política de la izquierda más importante del país. Sin embargo, ahora su rol protagónico se ve opacado por la presencia de Podemos. ¿Cuáles son los motivos de la declinación del PSOE?

El PSOE ha acumulado méritos, con la construcción del Estado del Bienestar y de las relaciones industriales basadas en la colaboración durante la era de Felipe González. Posteriormente, avanzó en políticas de modernización de la sociedad en términos de derechos civiles y políticos, durante el período de Zapatero. Sin embargo, no consiguió una modernización económica estable, por lo que, durante la crisis financiera y del euro, el gobierno de Zapatero se vio obligado, por presiones de la Unión Europea, a realizar recortes que después completaría de forma a veces radical el gobierno conservador del Partido Popular (PP).

El PP pagó un precio político en las elecciones de diciembre de 2015, en el contexto de un alto desempleo y acusaciones de corrupción, con una pérdida de votos de más de 15 puntos porcentuales. Los votantes consideraron que el PSOE también era responsable, por lo que perdió muchos puestos respecto al nuevo movimiento de izquierdas, Podemos. Su retórica anti-élite y anti-austeridad ha calado en las clases medias, amenazadas por la recesión, que se vieron afectadas sobre todo por el deterioro de los precios del sector inmobiliario.

El conservador PP está metido hasta el cuello en escándalos de corrupción, como los de Valencia. Pero, en ocasiones, el PSOE tiene dificultades para publicitar esta situación con toda claridad y coherencia - dos de sus antiguos presidentes del gobierno andaluz, un bastión del PSOE desde la muerte de Franco, están siendo investigados. En cualquier caso, es suficiente para dar un nuevo impulso al partido populista de izquierdas, Podemos, y al liberal Ciudadanos.

Por lo pronto sabemos que el PP espera un buen resultado y ansía uno similar para Ciudadanos. Eso le permitiría formar un bloque conservador. Entre bastidores, además, se especula con el sucesor del presidente. Una nueva personalidad liberal surgida de las filas del PP para el cargo de presidente del gobierno podría facilitar las cosas a sus posibles socios. Podemos, por su parte, se considera el pilar de un gobierno del cambio pero habrá que ver como reacciona el electorado ante la alianza con Izquierda Unida, recordando que también recibe votos de desencanto tanto de izquierda como de derecha. El presidente del PSOE, por su parte, ha prometido que, de conseguir resultados que se lo permitan, formaría gobierno rápidamente. En este sentido tienen varias opciones pero todas conllevan peligros:

  • Como socio en minoría del PP, daría a Podemos y a Ciudadanos ocasión de acusarlo de traicionar al necesario cambio político.
  • Una colaboración única con Podemos les obliga a orientarse hacia la izquierda y a hacer concesiones en la cuestión catalana, que provocaría enormes disputas en el seno del partido.
  • Por último, si el PSOE logra una tercera posición, los días de Pedro Sánchez como presidente del partido podrían estar contados, teniendo en cuenta que en diciembre ya sufrió el peor resultado de la democracia.

También la aparición de un partido como Ciudadanos, colocado más cerca del centro-derecha, ha modificado el panorama político ¿El bipartidismo vive una crisis definitiva?

Con las elecciones del 20 de diciembre de 2015, España se ha despedido del sistema bipartidista de la etapa posterior a Franco. En constante alternancia, el conservador PP y el socialdemócrata PSOE se han ido pasando el testigo del gobierno. Con el partido liberal, Ciudadanos, y el movimiento izquierdista de protesta, Podemos, han aparecido dos nuevos jugadores en el campo político.

Desde entonces, el país se divide en cuatro formaciones más o menos equivalentes, con el PP como primus inter pares. A esto hay que añadir los partidos regionales e Izquierda Unida. Como en otros países europeos, el antiguo eje horizontal izquierda-derecha, determinado sobre todo por cuestiones socieconómicas, no solo se diversifica, sino que se complementa con un eje vertical con cuestiones de estilo de vida, que van desde el feminismo y el género, pasando por las preferencias sexuales y las cuestiones ecológicas, hasta la identidad regional, a las que se puede responder en un sentido liberal, con posturas abiertas o en un sentido tradicional con posturas compartimentadas. En este sentido, el país está iniciando la diversificación del paisaje político.


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