Durante los últimos siglos las guerras han sido competencia exclusiva de los Estados. En los años 60 las guerrillas se convirtieron en un reto, pero no lograron poner en peligro el monopolio estatal de la guerra, ni competir con el poder establecido. Colombia ha sido una excepción, ya que la hegemonía del Estado resultó siempre más precaria que en otros países. El conflicto colombiano ha pasado por diversas etapas que no responden a la continuidad de un mismo proceso. Lo que sucede en Colombia parece ser un ejemplo de las llamadas nuevas guerras, relacionadas con la privatización de la violencia militar mediante un mecanismo económico y socialmente atractivo, y una capacidad de reclutamiento de jóvenes excluidos y marginalizados, a quienes la economía de paz no ofrece oportunidades.
Nueva Sociedad
192
— Julio - Agosto 2004
Colombia
tensiones y perspectivas
(Nueva Sociedad 192 / Julio - Agosto 2004)
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