En las primarias demócratas no solo se disputa el «alma del partido» sino la estrategia para tratar de ganarle a Donald Trump. Para unos, se trata de girar a la izquierda y mostrarse transformadores; para otros, de mantenerse en el centro y reducir los antagonismos. En esto, y en sus consecuencias, reside la «grieta» que divide a los demócratas.