Pese a que numerosos analistas hablan de un «giro a la derecha» con el gobierno de Lenín Moreno, la administración de Rafael Correa ya había hecho un ajuste fiscal y concesionado los más ricos pozos petroleros ecuatorianos a transnacionales. Moreno profundizó ese modelo, aún cuando en otras áreas viró hacia políticas más progresistas. Las últimas elecciones municipales constituyeron un desplome del correísmo. A la vez, mostraron un equilibrio entre la derecha, el morenismo, y los movimientos sociales e indígenas. En las resistencias al nuevo (des)orden emergente se encuentran las semillas posibles para la germinación de un orden alternativo.