El gobierno sirio perdió el control de la ciudad de Alepo, la segunda del país, en una inesperada ofensiva de los rebeldes. Los grupos opositores a Bashar al-Assad, que cuentan con apoyo de Turquía, han aprovechado la guerra entre Israel y Hezbolá, aliado de Assad, para contraatacar. Rusia bombardeó a las fuerzas rebeldes, pero Moscú ya tiene abierto su propio frente en Ucrania y le reclamó al mandatario sirio que «ponga las cosas en orden».