La integración regional, en el pensamiento de Raúl Prebisch y la Cepal, se concebía como una herramienta esencial para generar mercados ampliados que permitieran apuntalar la industrialización y reducir la dependencia. El artículo afirma que, a 50 años de los primeros esfuerzos integracionistas, los resultados son decepcionantes. Las exportaciones intrarregionales apenas alcanzan 15% del total y los intentos por convertir a América Latina en una zona de libre comercio, con aranceles externos comunes y disciplinas comerciales homogéneas, han fracasado. Sin embargo, en la nueva etapa de globalización, marcada por el ascenso de China y la India, la integración sigue siendo un proyecto irrenunciable.