Quito. La vieja ciudad recoge sus pasos
Nueva Sociedad 120 / Julio - Agosto 1992
Hacia fines de 1991, el autor, historiador y crítico inglés de novelas policiales, W.K., llegó al Ecuador para una estadía de un año. Vino, según lo confesó, atraído por una serie de sucesos criminales que llamaron su atención. W.K. estuvo en Quito como agregado cultural de la embajada británica en el período 55-62, y conservó la imagen de una ciudad conventual, dominada por las campanas y las letanías, y cuyas profundas pasiones se escurrían detrás de las cuatro paredes de los cuartos, sin salir jamás a la luz. Y he aquí que de pronto se entera de sucesivos crímenes de masa: las cincuenta niñas asesinadas por el llamado «monstruo de los Andes» - los crímenes de una figura esperpéntica, salida del universo, de nombre Camargo; y, finalmente, la muerte violenta, en poco menos de dos meses, de cinco homosexuales y 12 taxistas.