Tema central
NUSO Nº 273 / Enero - Febrero 2018

Los memes: una respuesta popular y humorística ante la crisis mexicana

México vive una de sus mayores crisis en materia de seguridad y de credibilidad en las instituciones, y las clases populares responden con una de las armas que mejor conocen, el humor, para poner en entredicho cualquier afán tendencioso de volver hegemónicos atrocidades e intereses creados. A la par de sus contenidos frívolos, los memes son una poderosa arma de opinión pública y de denuncia social que apuntan con su dedo flamígero hacia toda clase de despropósitos y excesos; pero también dan la mano para hermanar a los mexicanos en su orfandad en la confianza en la justicia.

Los memes: una respuesta popular y humorística ante la crisis mexicana

¿Quién, en estos momentos de caos, de recelo y de miedo, no ha escuchado la frase «los demonios andan sueltos»? Y es que pareciera que fuerzas malignas anduvieran por ahí, desatadas, perjudicando al común de los mortales1. Una sociedad en grave estado de anomia encuentra en la superstición una forma de protegerse contra el mal y enfrentar los demonios y cree que ese prodigio atribuido a ciertos objetos y a determinados individuos habrá de exorcizarlos. En México, tanto la Iglesia como el Estado laico han puesto en marcha una larga tradición hagiográfica para darle a un pueblo sin dirección una tabla a la cual asirse y para así controlarlo ideológica y políticamente. Héroes y santos han intentado saciar la sed de justicia y de igualdad para todos. En busca de esperanza e inspiración, el pueblo mexicano, por ejemplo, leyó durante 20 años las Vidas ejemplares de santos y de mártires publicadas por la editorial Novaro que cada semana, desde 1954 y hasta 1974, aparecían en los puestos de periódicos; y a los niños se les sigue enseñando historia nacional con las acciones épicas y conmovedoras de aquellos que han contribuido a «hacer patria».

Suele decirse que «hay crisis» o que «se está en crisis» cuando un conglomerado de pérdidas, de dificultades y desequilibrios alcanza su punto más álgido (cual demonios sin control). Pero este no es momento para aceptar un destino fatal y cruzar los brazos o hincarse a rezar en espera de un milagro, aunque el Estado mexicano debería agradecer que los parroquianos, convertidos en «catalizadores de la creciente inconformidad social», como bien señala el periodista mexicano José Gil Olmos, «en lugar de encaminarse hacia la rebelión han dirigido sus pasos hacia las capillas» para pedir a los santos «lo que el Estado mexicano debería de proporcionar como una obligación: seguridad, justicia, equidad, educación, salud, vivienda, trabajo y bienestar social»2. El periodo de crisis brinda la oportunidad de cambiar lo que está mal, analizar una situación adversa y tener el coraje de enfrentarla. Etimológicamente, «crisis» (del griego krísis) significa «separación», «discernimiento», «decisión». Cuando un sistemático flujo de desatinos, como gota que derrama el vaso o «llena el buche de piedritas», satura la paciencia de desaliento, ira y hartazgo, es preciso repensar la situación, analizarla y actuar en consecuencia; es decir, ser crítico (del latín criticus, y este del griego kritikós: «que juzga», «que decide»). La información sin duda otorga herramientas necesarias para generar juicios. Una sociedad bien informada podrá exorcizar verdaderamente sus demonios y contribuir a la posibilidad de un cambio.

México es un país complejo en donde, como dijo Juan Villoro, «el carnaval coincide con el apocalipsis»3. La fiesta y el horror se toman de la mano en México desde tiempos remotos. La violencia ha hecho del territorio mexicano una gran fosa común desde que en 2006, al inicio de su sexenio, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa declarara la guerra al narcotráfico, que continúa con el actual mandatario Enrique Peña Nieto y que a la fecha suma cientos de miles de personas entre muertos y desaparecidos. Junto a esta hecatombe, los actos de corrupción e impunidad alcanzan niveles escandalosos. Hoy como nunca antes, México se ha vuelto una de las naciones más peligrosas del mundo para ejercer el periodismo y la crítica4. En esta coyuntura, la sociedad civil ha salido a las calles con pancartas y consignas para hacer valer sus derechos. Artistas urbanos y grafiteros lanzan sus gritos de protesta. Y en el vértigo de las nuevas tecnologías, también el pueblo responde con una de las armas que mejor conoce, el humor, como una válvula de escape que desahoga tensiones y deja salir un enojo en constante ebullición, pero también como un poderoso instrumento de denuncia social que sensibiliza y llega a un considerable número de personas de manera directa y expedita. Precisamente esos videos, fotomontajes, imágenes y textos de construcción multimedia conocidos como «memes», replicados en las redes sociales, son una invitación a repensar la historia desde el compromiso de decir lo que tiene que decirse sin miedo y de señalar aquello que merece ser sancionado. Los memes son un modo de resistencia, una fuerza avasalladora que toma el pulso del acontecer diario y lo redefine, sin censura. Concentran unidades mínimas de información transmisible al servicio de un grupo social que comparte contenidos y opiniones de interés cultural, político o social con un toque de humor. Richard Dawkins, en El gen egoísta (1976), acuñó el término «meme» a partir de «memoria» y «mímesis», para nombrar esa información que la enseñanza o la imitación (mímesis) asimila y acumula en la memoria y que, según este científico británico, se replica en el cerebro de una persona a otra, como lo hacen los genes al transferir la herencia biológica de un cuerpo a otro. Ambas formas de trasmisión –cultural y genética– evolucionan: los genes desde su naturaleza misma, independiente de la voluntad de sus transmisores; y la cultura, desde el cúmulo de las acciones y conductas de estos5.

Las redes sociales son un campo de cultivo en el que los memes se crean y expanden como los virus desde un organismo infectado hacia otro vulnerable; por eso se los llama «virales». Como otros replicadores (los genes o las epidemias), su finalidad es reproducirse. Una vez inoculados en los internautas, estos los seleccionan y se los apropian para desarrollar con ellos nuevas expresiones cuyo vigor y vigencia determinan su réplica. Todo es susceptible de «viralizarse»; cualquier contenido en distintos formatos (audio, video, imagen o texto) puede tener la capacidad de reproducirse prácticamente «solo», sin más publicidad que la repetición de muro en muro, de tuit en tuit o de whats en whats.

Generalmente, los memes son indiferentes a la veracidad o falsedad de la información que transmiten. No buscan sino llegar a un número cada vez mayor de usuarios. Pero junto con esa frivolidad, también son un escaparate para exhibir abusos y excesos. A no pocos personajes les han otorgado sus «cinco minutos de fama» con etiquetas (o hashtags, en inglés) que de manera irónica llaman #Ladies y #Gentlemen o #Lords a ciertos personajes non gratos que protagonizan desplantes e improperios, o simplemente hechos ridículos con los que «muestran el cobre» y exponen sus prejuicios, su ignorancia o su incompetencia.

Una de las primeras etiquetas virales con el título de #GentlemanDeLasLomas fue la de un empresario textil llamado Miguel Sacal Smeke, condómino de un exclusivo edificio departamental en el Bosque de las Lomas de la Ciudad de México, quien en julio de 2011 ofendió y golpeó brutalmente al guardia de esa unidad habitacional porque no lo ayudó a cambiar la llanta de su Porsche. El caso se documentó en internet y Sacal Smeke terminó en la cárcel ante la presión pública, pero salió libre tras pagar una multa de 20.000 pesos (unos 1.000 dólares) y llegar a un acuerdo económico con la víctima para que retirara los cargos. El hecho demostró una vez más que la justicia en México suele estar en función del dinero que pueda pagarse para salir impune de un delito cometido. El violento individuo contaba con un historial de exabruptos, como demostró posteriormente otro video que el Grupo Reforma publicó en Youtube en enero de 2012, en el que se lo ve dirigirse furiosamente a un oficial de tránsito que lo grababa mientras era multado por estacionar su automóvil en un lugar reservado para personas con discapacidad, por lo que recibió también el título de #lordiscapacitado6.

Otro meme de denuncia se difundió en las redes sociales en abril de 2013. En este se ilustraba el berrinche que hizo la hija del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Andrea Benítez González, porque en un pequeño restaurante de la colonia Roma, en la ciudad capital, no le asignaron una mesa en donde ella quería, pese a que no tenía reservación. La señorita, molesta, amenazó con mandar clausurar el local. Después del percance, inspectores de la Profeco acudieron al lugar y lo cerraron por presuntas irregularidades en el sistema de reservaciones y en la venta de mezcal. El video se hizo viral bajo la etiqueta de «#LadyProfeco», y aunque en su cuenta de Twitter Humberto Benítez Treviño ofreció disculpas por la conducta inapropiada de su hija, fue destituido de su cargo7.


En Jalisco, además del apodo de «La rugidora» (por los sapos y culebras que «rugen» en su vulgar vocabulario y el juego de palabras sugerido a partir de la cercanía fonética con su cargo de de regidora), Elisa Ayón Hernández, quien fuera diputada local, dirigente estatal del sector popular del Consejo Nacional de Organizaciones Populares (cnop) y directora de dos escuelas primarias, participó en sonados escándalos de corrupción en la capital jalisciense, por lo que ostentó tres veces el título de #Lady: «#LadyPanteones» (porque el 7 de noviembre de 2013 circularon grabaciones en las que se la escuchaba ofender a trabajadores de la Dirección de Panteones del municipio de Guadalajara y exigirles «cuotas»); «#LadyInspección» (ya que cuatro días después de ese audio circuló otro en el que pedía dinero a los comerciantes establecidos de la calle Obregón de Guadalajara para resolver el problema de la competencia desleal con los vendedores ambulantes de la zona); y «#LadyEducación» (pues también cobraba por dos plazas directivas en sendas escuelas primarias: una en Guadalajara y otra en Puerto Vallarta). Luego de las respectivas averiguaciones, el Congreso local aprobó en marzo de 2014 desaforarla e inhabilitarla por diez años para ejercer cualquier cargo público8.




Con frecuencia estas etiquetas también llaman la atención sobre ciertas carencias de sentido común o de límite de las proporciones, mediante la alteración intencionalmente exagerada de una realidad o de una actitud ya sea por exceso (aúxesis, del griego auxēsis, incrementar) o por defecto (tapínosis, del griego tapeinosis, bajar). Uno de los memes que llevó al límite la mesura fue el difundido entre abril y mayo de 2016 con el título de «#LadyCajero». Fue capturado con un teléfono móvil y subido a las redes sociales por alguien que esperaba su turno en la fila de un cajero automático. La fotografía mostraba a una mujer cubriendo con su suéter a su compañera mientras esta sacaba dinero. Aunque la mujer después aclaró que no trataba de ocultarla de un posible robo de su clave de acceso, sino que tapaba el reflejo del sol para que su amiga pudiera ver mejor la pantalla, los internautas optaron por una historia distinta basada en la observación exagerada de las medidas de seguridad. La imagen hablaba por sí misma y se propagó en un sinfín de posibilidades hilarantes de censura y del uso de la manta.


Al principio, los memes eran imágenes estáticas; luego evolucionaron hacia formas más complejas, más creativas y con cierta habilidad en el manejo del fotomontaje (como puede apreciarse en las imágenes anteriores). Pero el meme que alcanzó insospechadas proporciones en todo el país e hizo gala del poder de la réplica fue la historia de una familia potosina cuyo padre, en diciembre de 2016, invitó a toda su comunidad a celebrar los 15 años de su hija Rubí. La convocatoria tuvo tal impacto que alrededor de 1,2 millones de personas confirmaron, vía Facebook, su asistencia a la fiesta9.

Prácticamente cualquier participante activo de las redes sociales, conocedor del lenguaje digital y poseedor de un teléfono inteligente con programas multimedia puede generar un meme10. En la red hay plataformas, programas y aplicaciones que ofrecen un cúmulo de plantillas para su elaboración que pueden descargarse fácilmente. Existe además un sitio conocido como Meme Database, que concentra datos de aparición y número de réplicas de los más populares. Pero, además de la tecnología, para hacer un meme es necesario también algo de creatividad e ingenio; algo que decir, denunciar, cuestionar o criticar; algo que merezca ser objeto de burla y sobre lo cual se deba tomar conciencia.


La calidad del meme dependerá del nivel cultural de su hacedor, de su inteligencia y sensibilidad para identificarse con la audiencia; y su viralidad o réplica, de que sea breve, sencillo y gracioso; pero principalmente, de que sea pertinente, de que capte una opinión generalizada y despierte un sentimiento positivo de empatía y solidaridad. A propósito de esto último, durante los sismos que sacudieron el pasado 7 y 19 de septiembre de 2017 algunos estados del centro y sur de México, así como su capital, los memes dejaron atrás la frivolidad y la burla sin sentido y se convirtieron en una forma de expresar apoyo y fortaleza a través de imágenes de rescatistas y de actos heroicos viralizados en las redes sociales bajo la etiqueta «#FuerzaMéxico». Por estos medios se invitaba a los internautas a no generar ni replicar noticias falsas que causaran pánico entre la población y a no publicar memes que hicieran mofa de la tragedia. Las imágenes de cadenas humanas colaborando desinteresadamente, puños levantados solicitando silencio para escuchar posibles gritos de sobrevivientes, mensajes de apoyo a los damnificados y de gratitud por la generosa ayuda internacional se tatuaron en la memoria de un pueblo doliente y agradecido.También en las redes sociales surgió inmediatamente una iniciativa para que el Instituto Nacional Electoral (ine) y los nueve partidos políticos registrados actualmente en el país donaran a las víctimas de los sismos el dinero aprobado para su operación y las campañas electorales, estimado en casi 7.000 millones de pesos (aproximadamente unos 350 millones de dólares). En menos de 24 horas, la propuesta alcanzó más de 1.600.000 firmas11. Los senadores argumentaron entonces que esa donación sería contra la ley porque el recurso está etiquetado para fines electorales y que ante las próximas elecciones de 2018 no habría tiempo para modificaciones legales. Entonces los memes de protesta volvieron a hacerse presentes.


Para entender la presencia del humor en momentos de crisis hay que observar la mecánica que lo mueve: una fuerza esperanzadora que viene a llenar vacíos en todos los órdenes. Cuando un país ultrajado y herido está fragmentado, suelen acogerse en su reconstrucción los símbolos acuñados a lo largo de la historia que le dan identidad y que calan hondo en sus raíces: el territorio, la bandera, el escudo, el himno, la raza… El humor contribuye al fomento de un sentimiento de arraigo y de defensa de lo propio. Así, por ejemplo, cuando «Masiosare», que a todas luces es «un extraño enemigo» (según reza un tergiversado verso del Himno Nacional Mexicano)12 y cuya figura encarna en los últimos tiempos el presidente de Estados Unidos, lastima la dignidad de un pueblo amenazándolo con construir un muro en su frontera sur que blinde a los suyos de la inmigración que busca mejores condiciones de vida. Aun más, cuando ese «Masiosare» no solo insiste en que los mexicanos no son bienvenidos en su país nomás porque nacieron chaparritos y morenitos, sino que «de pilón», esa muralla habrán de pagarla ellos con dinero de sus bolsillos… entonces, con un «calcetín lleno de piedritas» y la mexicanidad a flor de piel, se despierta un nacionalismo embravecido que había permanecido aletargado, para exaltar el sentimiento de pertenencia, de orgullo y amor patrio, aun en aquel que no sabe la letra completa de un himno que, fuera de los actos cívicos, nomás se canta cuando juega la selección mexicana de fútbol; o en aquel que desconoce los artículos de la Constitución para defenderse, ejercer sus derechos y tener presentes también sus obligaciones. Metafóricamente se «aprestan» «bridones» y «aceros» en esas banderas, escudos y colores patrios que, desempolvados, se colocan en donde todos puedan verlos: en los muros de Facebook y de Twitter, y en los grupos de WhatsApp. Con ellos se traen a la memoria los versos de la «suave patria» que en 1921 escribió el poeta zacatecano Ramón López Velarde: «con una épica sordina: la Patria es impecable y diamantina», y si bien «El niño Dios [le] escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo», la «Patria, [aun en su] mutilado territorio se viste de percal y de abalorio»13. E igualmente, en ese «soldado» que a la «Patria querida», «el cielo» «en cada hijo [le] dio», hay un cantor que al unísono, de su ronco pecho mexicano, entona las coplas de un «México lindo y querido», una «Canción mixteca» o un «Cielito lindo»14, porque bajo las partituras de sus notas habitan no solo las tribus urbanas y campesinas, sino también grupos marginados y vulnerables que integran, todos juntos, un México profundo dispuesto a defenderse de las agresiones del vecino prepotente y también de las vejaciones de su propio gobierno déspota, insensible y deshonesto. Entonces, como una bocanada de aire fresco que ventila el drama asfixiante, prepara ese plato que se sirve frío: la venganza en la ridiculización del poderoso.


Antes de la expansión tecnológica, la caricatura política era portavoz de la inconformidad popular. Y aunque esta expresión gráfica sigue levantado la voz contra el poder desmedido, ahora es la propia masa social (cual Fuenteovejuna) la que lanza el guante y reta a las autoridades con memes que se propagan profusa y rápidamente. Crear una caricatura supone una rutina mucho más cuidada para pensar la idea y llevarla al papel, de ahí la calidad absolutamente superior que la separa de los memes, aunque los haya algunos muy ingeniosos. Los caricaturistas suelen firmar sus trabajos y recibir a veces un pago como editorialistas gráficos; los memes, en cambio, son anónimos (lo que no necesariamente significa cobardía), no buscan crédito, en el desahogo está la satisfacción.

Actualmente el mundo retoza y se revuelve entre los pliegues de la red de redes que es internet. Hasta los medios impresos, en ocasiones adquiridos más por nostalgia que por necesidad, han migrado a plataformas digitales. Pero no siempre los contenidos del humor gráfico evolucionan con la tecnología: a veces privilegian la cantidad sobre la calidad al suplir la crítica, el ingenio, la sensibilidad y, sobre todo, la solidaridad del humor, con la grosería, lo vulgar, la burla sin sentido y el chiste fácil, misógino, homofóbico y escatológico.


La comicidad y el humor son de naturaleza distinta: una busca el cosquilleo momentáneo, la carcajada fugaz, blancos fáciles del chiste común y un más o menos afortunado juego de palabras o de imágenes; el otro desenmascara y denuncia, lleva dentro una idea cautivadora que pretende fijarse en la memoria y que no se regodea en el acto simple y vacío de reír por reír. Lo cómico es chistoso e, incluso, una distracción, como demostró el crítico francés Henri Bergson en su ensayo sobre la risa. En 1945, el escritor gallego Wenceslao Fernández Flórez, en su discurso de ingreso como miembro de la Real Academia Española, dijo que si una vez acallada la risa de un sujeto riente no ha quedado en su espíritu una emoción o un pensamiento, es probable que riera de un buen chiste pero no lo tocó el humor. Cómplice del agraviado, el humor tampoco se relaciona con la burla cruel, el cinismo, el sarcasmo o la ironía amarga que ridiculizan desde una posición de superioridad. Cuando un débil se burla de un poderoso hay un dejo de placer y de «justicia divina», pero es indignante cuando sucede al revés.


Los meme no solo son un divertimento que comparten los internautas, sino también una visión comunitaria sobre el acontecer social que compete a todos. Se trata de una forma novedosa de empoderamiento social que gana terreno en la pugna por un pleno Estado de derecho, que coloca en el ojo del huracán de la opinión pública el desempeño de los gobernantes, que denuncia toda clase de despropósitos y que pone en entredicho cualquier afán tendencioso de volver hegemónicos irregularidades o intereses creados. Implacables, los memes no otorgan a sus protagonistas el beneficio de la duda ni el derecho a réplica, por eso la clase política ve en ellos un peligro potencial: en Chiapas, por ejemplo, el diputado Noé Castañón Ramírez, del pri, presentó en noviembre de 2012 una propuesta de ley denominada Ley de Agenda Digital para el estado de Chiapas, que pretendía regular el uso de las redes sociales, y cuyo antecedente próximo fue la administración del polémico gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien a finales de agosto de 2011, en un excesivo control de autoridad, detuvo a una periodista y a un profesor de matemáticas acusados de «terrorismo y sabotaje» y de «provocar pánico entre la sociedad veracruzana» mediante mensajes en las redes sociales que advertían sobre posibles ataques de grupos criminales a escuelas locales. Otro conato de censura fue el de la diputada local del Partido Verde Ecologista de Sonora, Selma Guadalupe Gómez Cabrera, quien en junio de 2015 propuso al Congreso Estatal una Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen del Estado, cuyo fin era penalizar los memes contra políticos bajo el argumento de difamación y violación a la vida privada. Una iniciativa más presentada en octubre de 2015 por el entonces senador priísta por Hidalgo Omar Fayad pretendía sancionar a los usuarios de las redes sociales que difundieran «indebidamente» videos, audios, memes o cualquier mensaje con información privada «sin autorización» de los involucrados. Obviamente, como cabeza de hidra, ante el intento de amordazar la opinión pública surgieron más memes bajo las etiquetas, por ejemplo, de «#LadyMeme» o «#LadyCensura» y «#LeyFayad»:


Hace casi 60 años, el «Vate yucateco» Ricardo López Méndez escribió a México un credo enardecido que sigue aguijoneando el alma:

Tú hueles a tragedia, tierra mía, y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado.15

En medio de la perversidad y la tragedia que atraviesa el país, hay una fuerza vital que mueve a los mexicanos hacia el tan esperado cambio: la fe en la historia y en el ser humano. Mientras tanto, el humor está ahí, aligerando adversidades y hermanando a todos. Quizá en esa risa, «envoltura de un dolor callado», se exorcicen los demonios y un día los memes, patrimonio cultural de los vencidos, constituyan, como la caricatura política, un género reconocido de crítica social.

  • 1.

    Esta expresión pasó a la historia de la política mexicana en la rueda de prensa ofrecida el 23 de noviembre de 1994 por el entonces subprocurador de la República, Mario Ruiz Massieu, quien investigaba la muerte de su hermano José Francisco Ruiz Massieu, diputado federal y secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). José Francisco había sido asesinado dos meses antes y el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, había designado a Mario fiscal en el caso. Sin embargo, este renunció a la investigación y al cargo con el argumento de que altos funcionarios de su partido (el PRI) obstaculizaban su trabajo en el esclarecimiento de los hechos: «El pasado 28 de septiembre una bala mató a dos Ruiz Massieu», dijo, «a uno le quitó la vida, al otro le quitó la fe y la esperanza de que en un gobierno priísta se llegue a la justicia. Los demonios andan sueltos, y han triunfado». Maite Rico: «El fiscal Ruiz Massieu dimite por las trabas en la investigación de la muerte de su hermano» en El País, 24/11/1994.

  • 2.

    José Gil Olmos: Santos populares. La fe en tiempos de crisis, Grijalbo, Ciudad de México, 2016, p. 19.

  • 3.

    Cit. en Elena Poniatowska: «Prólogo» en Anabel Hernández García, Emiliano Ruiz Parra, Lydia Cacho y Sergio González Rodríguez: Siete voces contra la impunidad. La ira de México, Debate, Ciudad de México, 2016, p. 19.

  • 4.

    «En sexenio de Calderón, 60 asesinatos y 15 desapariciones forzadas de periodistas» en La Jornada, 18/7/2013; «¿Quiénes son los 36 periodistas asesinados en el sexenio de EPN?» en El Economista, 16/5/2017; «Van 83 activistas desaparecidos con Peña; con Calderón, 56: Comité Hasta Encontrarlos» en Proceso, 25/5/2065.

  • 5.

    R. Dawkins: El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta, Salvat, Barcelona, 1993, p. 218.

  • 6.

    Joaquín López Dóriga: «El video de la vergüenza» en Noticieros Televisa, reproducido en Youtube, 10/7/2011 y el video disponible en www.youtube.com/watch?v=v6Jh0e5q2lA.

  • 7.

    «Invaden ‘memes’ de LadyProfeco redes sociales; la bbc de Londres le dedica un artículo» en Nayarit en línea.mx, 30/4/2013.

  • 8.

    Rosa Emilia Porras Lara: «Lady panteón, lady educación… ella es Elisa Ayón» en Milenio.com, 16/1/2014.

  • 9.

    Daniela Bermúdez y Mariana Ampudia: «¿Por qué se viralizaron los XV años de Rubí?» en El Economista, 8/12/2016.

  • 10.

    Las agencias de marketing suelen contratar diseñadores para producir memes que ayuden a incrementar sus ventas (algunos de ellos son estudiantes que buscan un ingreso extra para solventar sus gastos durante el curso de su carrera); el publicista estadounidense Ryan Holiday, en su obra Confía en mí, estoy mintiendo. Confesiones de un manipulador de los medios (Empresa Activa, Barcelona, 2013) describe algunas técnicas de creación de memes utilizadas por estos despachos. Los partidos políticos también se han convertido en fábrica de memes para desprestigiar a sus adversarios durante las campañas políticas. Existen incluso grupos temáticos en Facebook que generan memes replicados luego por sus seguidores.

  • 11.

    Jesús García: «Mexicanos acorralan a sus políticos para donar $7.000 millones de pesos tras sismos» en El Diario, 21/9/2017.

  • 12.

    «Masiosare» proviene de la creatividad popular y hace referencia al verso: «mas si osare un extraño enemigo profanar con sus plantas tu suelo».

  • 13.

    Ramón López Velarde: «La suave patria» en Poesías completas. El minutero. Don de febrero, Promexa, Ciudad de México, 1979.

  • 14.

    Las tres son canciones vernáculas que en sí mismas se han vuelto un himno de orgullo patrio y también de nostalgia por el terruño cuando se parte a otras tierras. «México lindo y querido» fue escrita por el moreliano Jesús Monge Ramírez (Chucho Monge); «Canción mixteca», por el oaxaqueño José López Alavez; y «Cielito lindo», por el xochimilca Quirino Mendoza y Cortés. Esta última canción fue entonada espontáneamente en la penumbra de la noche del 19 de septiembre de 2017 por una multitud que llevaba horas trabajando en las labores de rescate de los sobrevivientes del terremoto que ese día sacudió la Ciudad de México. Su conocido estribillo trataba de inyectar optimismo en medio de la calamidad: «Ay, ay, ay, ay… / canta y no llores / porque cantando se alegran, / cielito lindo, los corazones». V. www.publinews.gt/gt/noticias/2017/09/20/conmovedor-video-muestra-mexicanos-cantando-cielito-lindo-tras-terremoto.html.

  • 15.

    R. López Méndez: «Credo» en Poesía y pensamiento, FCE, Ciudad de México, 2004, p. 80.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 273, Enero - Febrero 2018, ISSN: 0251-3552


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