Después
del nacimiento de un hijo, los padres suelen mirar el mundo con otros
ojos. También lo están haciendo, por cierto, el presidente de
Facebook, Mark Zuckerberg, y su mujer, Priscilla Chan: unos pocos
días después de la llegada al mundo de la hija de ambos, crearon a
fines del año pasado la Chan
Zuckerberg InitiativeCausó bastante revuelo el
anuncio hecho por los recientes padres de donar a la Iniciativa el
99 por ciento de sus acciones de Facebook.
Su valor actual es
de unos 45.000
millones de dólares.
Cf.
John
Cassidy,
Mark
Zuckerberg
and
the
Rise
of
Philantrocapitalism,
www.newyorker.com,
2-12-2015.
'" @mouseleave="opened=false;footnote=''" >
1. Uno de sus
propósitos es crear una red de personas y dedicarse a la
construcción de «sociedades fuertes».
De todos modos, la Iniciativa se diferencia en varios aspectos de una fundación común y ofrece a sus creadores numerosas ventajas: cf. Jesse Eisinger, How Mark Zuckerberg’s Altruism HelpsHimself, en: “The New York Times”, 4-12-2015.'" @mouseleave="opened=false;footnote=''" >2
Un
objetivo muy similar tiene el proyecto Internet.org,
fundado por Mark Zuckerberg en agosto de 2013. Tiene como meta
brindar Internet de forma gratuita a quienes viven en el hemisferio
Sur. Allí habita la mayoría de los 4.200 millones de personas que
no están siempre online. El servicio, que ya funciona en 38 países,
habría conectado a Internet a 19 millones de personas.
Sin
embargo, lo que persigue Zuckerberg no son solo objetivos
filantrópicos sino, por el contrario y sobre todo, aumentar la
cantidad de usuarios de su red social. Y no solamente eso: su
estrategia expansionista tiene, además, rasgos de un nuevo
colonialismo digital. Es que Zuckerberg quiere imponerles a los
habitantes de las regiones más pobres cómo y en qué medida podrán
usar Internet.
De
este modo destruye también los principios de una Internet libre.
2030:
5.000 millones de usuarios de Facebook
A
primera vista, Mark Zuckerberg no debería preocuparse actualmente
por el crecimiento de Facebook. Para el consorcio, 2015 fue un año
récord: la facturación fue de poco menos de 18.000 millones de
dólares, nada más y nada menos que un 44 por ciento superior a la
del año anterior. Las ganancias crecieron más del doble.
No
obstante, nada asegura que este crecimiento se mantenga. Sucede que
el incremento de la cantidad de usuarios es muy inferior al
incremento de la facturación de Facebook: La comunidad aumentó el
último año solo un 14 por ciento, con lo que llegó a 1.600
millones de usuarios en todo el mundo. La razón de este crecimiento
comparativamente bajo es que Facebook ha explotado la mayor parte del
mercado de los países industrializados. De todos modos, Zuckerberg
anunció a comienzos de febrero, con motivo del 12º cumpleaños de
Facebook, su deseo de incrementar para 2030 la cantidad de usuarios
de Facebook a nada menos que 5.000 millones. Pero esto solo es
posible si Facebook se expande en regiones más pobres del mundo. Es
con ese fin que Zuckerberg desea «establecer asociaciones con
gobiernos y empresas».
Cf. Marco della Cava, ¿Facebook en 2030? 5.000 millones de
usuarios, dice Zuck, www.usatoday.com,
4-2-2016
'" @mouseleave="opened=false;footnote=''" >
3
De
hecho, el jefe de Facebook promueve hace tiempo su propósito en
foros políticos internacionales.
Es
así que el año pasado viajó dos veces a la India. Se calcula que
en 2030 este país tendrá 1.500 millones de habitantes, con lo que
China dejará de ser el país más poblado del mundo. Por su parte,
el primer ministro indio, Narenda Modi, visitó en septiembre la sede
central de Facebook en California. Al igual que Zuckerberg, Modi
también desea que el unconnected
billion de su país, o sea, los
1.000 millones de habitantes que carecen de conexión a Internet,
pasen a estar online lo más rápido que sea posible.
La
India: los
próximos 1.000 millones
En
la actualidad, la India ya es, después de los Estados Unidos, el
mercado más importante de Facebook: 130 millones de indios e indias
están registrados en esta red social. Al mismo tiempo, dos tercios
de las personas que viven allí siguen careciendo de acceso a
Internet. Hay, en consecuencia, mucho por hacer.
Es
por este motivo que Zuckerberg lanzó en abril de 2015 su servicio
Internet.org en la India; su socio local fue la empresa de
telecomunicaciones Reliance. Para acceder a Internet.org, los
usuarios deben, ante todo, descargar desde su smartphone una
aplicación gratuita. Esta brinda acceso gratuito a una selección de
páginas Web: servicios de noticias y meteorológicos, Wikipedia y,
por cierto, Facebook.
Previamente,
los proveedores de estos servicios Web tuvieron que postularse ante
Facebook, que seleccionó luego 100 de ellos para Internet.org. Sin
embargo, hay fundadas sospechas de que esta selección no se hizo de
forma imparcial: sucede que los usuarios indios no podían acceder al
buscador de Google pero sí a Bing, el competidor perteneciente a
Microsoft. Es una mera casualidad que Microsoft sea también
accionista de Facebook.
De
este modo, el servicio básico prometido por Mark Zuckerberg se
vuelve en verdad una red para dos clases: mientras que los usuarios
pudientes pueden comprar un acceso a una
variedad casi infinita de sitios, los pobres tienen, en la red
limosnera de Zuckerberg, apenas acceso a unas pocas páginas Web
seleccionadas por Facebook. Así, en vez de cerrar, como se prometió,
la brecha digital, Zuckerberg sigue más bien agrandándola.
A
ello se suma el hecho de que Facebook vigila, en su artificialmente
reducido mundo digital, cada cosa que hacen sus usuarios. Todos los
datos pasan por los servidores de la empresa, donde son guardados por
90 días. Como la empresa prohíbe el encriptado, durante ese tiempo
puede observar sin limitaciones los valiosos contenidos.
De
esta manera, Zuckerberg hace recordar los tiempos del colonialismo
más abusador: cuando los conquistadores descubrieron el continente
americano, obsequiaban a los indígenas simples cuentas de vidrio con
la esperanza de que, a cambio, estos les dieran su valioso oro. Los
actuales conquistadores provenientes del Silicon Valley llevan
consigo una Internet de trocha angosta para acceder, de este modo, a
la información de los pobres.
Es
por ello que, después del lanzamiento de este servicio en la India,
se alzó justificadamente una fuerte protesta. Sesenta grupos por los
derechos civiles de más de 30 países criticaron enérgicamente la
oferta de Facebook: argumentaron que violaba el principio de
neutralidad de la redPor neutralidad de la red se
entiende el tratamiento por igual de datos en la transmisión vía
Internet y el acceso no discriminado al uso de redes de datos.
'" @mouseleave="opened=false;footnote=''" >
4,
la libertad de expresión y la esfera privada. El inversor indio
Mahesh Murthy condenó el proceder de Facebook tildándolo de
«racismo económico»: el consorcio les quita precisamente a los más
pobres la posibilidad de decidir cómo desean usar Internet, con lo
cual influye en su conducta futura.
La
creciente crítica llevó finalmente a la Trai, la autoridad india de
regulación, a prohibir dicho servicio temporalmente en diciembre de
2015.
¡Menos
es más!
Para
evitar una prohibición permanente, Facebook cambió de inmediato el
nombre de su servicio por el de Free
Basics. Pensó, de este modo, que
sería más claro que los usuarios podían acceder solo a «servicios
seleccionados». Al mismo tiempo, Zuckerberg defendía su propósito
en un artículo para el «Times of India», el diario en inglés
más grande de la India: Sostenía allí que la poca Internet que él
ofrecía era, con todo, mejor que nada de Internet. Tampoco las
bibliotecas públicas disponen —argumentaba— de todos los libros.
Una
comparación por demás errada: simplemente por motivos de espacio,
las bibliotecas necesitan hacer una selección de libros. Por el
contrario, en el espacio digital puede alojarse la mismísima
legendaria biblioteca de Babel mentada por Jorge Luis Borges, la cual
contenía todos los libros imaginables.
Cf.
www.libraryofbabel.info.
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5
Pero ante todo, las bibliotecas públicas
no persiguen ningún interés económico: exactamente lo contrario de
lo que hace el guardián de Facebook, el cual, en su guerra
mediática, además de publicar artículos en diarios apostó tanto a
gigantografías publicitarias en la vía pública y avisos a doble
página, como al ejército virtual de usuarios indios de Facebook:
sin haberles pedido su expreso consentimiento, la red social envió
más de 17 millones de mensajes a la autoridad india de regulación
en los que los usuarios se expresaban supuestamente a favor de Free
Basics.
La
autoridad, por su parte, no se dejó impresionar por el agresivo
lobbismo de Zuckerberg: a comienzos de febrero decidió
definitivamente que no se permitiría ninguna excepción en el acceso
a la red. Quien en el futuro privilegie a determinados servicios
online deberá afrontar gravosas penalidades.
La
cúpula directiva de Facebook se mostró ostensiblemente fastidiada.
Solo unos pocos días después de la decisión de la autoridad de
regulación, Marc Andreessen, miembro del consejo de administración,
tuiteó disgustado: «El anticolonialismo fue, durante décadas, una
catástrofe económica para el pueblo indio. ¿Por qué abandonarlo
ahora?» El comentario desató inmediatamente una ola de
indignación. Zuckerberg aclaró que las expresiones de Andreessen no
representaban el punto de vista de Facebook ni el suyo personal;
Andreessen se disculpó y aseguró estar «100 por ciento contra el
colonialismo».
Facebook
desde el aire
Pero
no fue, por cierto, esta razón la que hizo dar marcha atrás a
Facebook: A mediados de febrero, el consorcio hizo saber que ya no
iba seguir ofreciendo Free Basics en la India. Una amarga derrota,
especialmente para Mark Zuckerberg.
A
pesar de ello continúa con sus planes colonialistas de expansión:
Free Basics sigue estando disponible en otros países. Y en el
futuro, el hemisferio Sur será conquistado también desde el aire.
En
marzo de 2014, Facebook adquirió por 20 millones de dólares la
empresa británica Ascenta, especializada en desarrollo de drones. Su
robot volador Aquila ya ha pasado la fase de planificación: cuenta
con la envergadura de un Airbus 737 pero pesa apenas unos 500
kilogramos. Como este dron funciona con energía solar, puede
permanecer en el aire siete meses seguidos. Próximamente decenas de
miles de ellos abastecerán con redes inalámbricas de Facebook
regiones apartadas de todo el mundo.Cf.
Jessi
Hempel,
Inside
Facebook’s
Ambi-
tious
Plan
to
Connect
the
Whole
World,
en: “Wired”,
12/2015.
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6
Pero
tan pronto como Zuckerberg cuente con una infraestructura tecnológica
propia, se independizaría de los operadores de telecomunicaciones.
Los
gobiernos de países menos desarrollados podrían entonces —por
ejemplo, para recortar gastos— renunciar a manejar sus propias
redes de telefonía móvil y confiarle enteramente a Facebook el
supuesto servicio básico. Las consecuencias serían fatales. Es que
cada vez más personas equiparan ya los servicios de Facebook con los
de Internet, y no solo en el hemisferio Sur. A fines de enero, Sheryl
Sandberg, gerenta de Facebook, anunciaba orgullosamente en el Foro
Económico de Davos: «La gente entra en las tiendas de telefonía y
dice Quiero Facebook.»
Manipulación
bien calculada
El
reemplazo global de Internet pretendido por Facebook tendría
consecuencias dramáticas en la esfera política. Las manipulaciones
que la red permite en este aspecto ya han quedado expuestas a la luz
en el hemisferio Norte, precisamente en la patria de Facebook: los
Estados Unidos.
El
63 por ciento de los usuarios de Facebook que viven allí califican
esta red social como su principal fuente de noticias.
Simultáneamente, Facebook debió reconocer por primera vez en 2014
que manipuló sistemáticamente las noticias que brindaba a varios
centenares de miles de usuarios. A lo largo de una semana, la mitad
de ellos recibió noticias más positivas mientras que la otra mitad
recibió noticias más negativas. Los sociólogos de la empresa
deseaban averiguar de ese modo qué efectos tenían las emociones en
los distintos usuarios.
Pew
Research Center,
The Evolving
Role
of
News
on
Twitter
and
Facebook,
www.journalism.org,
14-7-2015.
'" @mouseleave="opened=false;footnote=''" >7
También
la política se interesa hace tiempo por este tipo de efectos. Así,
el equipo de Ted Cruz, actual precandidato republicano a la
presidencia de los Estados Unidos, compró y analizó los perfiles de
Facebook de millones de usuarios: en la mayoría de los casos, sin
que estos lo supieran.
Para
acceder a dicha información, los científicos usaron el servicio de
Amazon llamado «Mechanical Turk». Este mercado brinda, a cambio de
poco dinero, miniservicios de todo tipo. En este caso, decenas de
miles de usuarios les permitían a los científicos, cada uno a
cambio de un dólar, acceder a sus perfiles de Facebook y, con ello,
también a los datos de sus ingenuos amigos. Como cada usuario de
Facebook tiene, en promedio, unos 340 amigos, los investigadores
pudieron recolectar un volumen de datos enorme, que incluía nombres,
domicilios, fechas de nacimiento, sexo y gustos personales de cada
usuario. Los «perfiles psicográficos» que luego generaban eran
asociados a diferentes grupos de votantes a los que el equipo de Cruz
posteriormente cortejaba.
Cf. Harry Davies, Ted Cruz using firm that harvested data on
millions of unwitting Facebook users, www.theguardian.com,
11-12-2015.
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Los
gobiernos autocráticos del hemisferio Sur, que desean asegurar su
poder y reprimir protestas democráticas, podrían interesarse por
esta esfera pública tan accesible e influenciable. Es por ello que
resta esperar que los ciudadanos y ciudadanas de estos países
también actúen contra las ofertas de Facebook y, en lugar de ellas,
reclamen a sus gobiernos un libre acceso a la red, tal como lo exige
la activista nigeriana Nnenna Nwakanma: «Toda
Internet. Para todos. Siempre.»
Cf. RNW Media, “Your digital divide is your divide”,
entrevista a Nnenna Nwakanma, www.rnw.org,
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Este objetivo refiere —al contrario del colonialismo digital de
Zuckerberg— realmente a una utopía filantrópica y, ante todo,
democrática.
Traducción: Carlos Díaz Rocca
Fuente: https://www.blaetter.de/archiv/jahrgaenge/2016/mae...