NUSO Nº 125 / Mayo - Junio 1993
Estados Unidos: La pobreza posmoderna y el comienzo de la historia
Cerca de cumplirse los seis meses de la insurrección de Los Angeles, a 3.000 millas de distancia del escenario, un grupo de adolescentes negros establecía en un conjunto de murales su propia interpretación de la historia de Rodney King. En un predio de edificios abandonados de Dorchester en Boston, una serie de paneles con figuras egipcias multicolores reproducía las escenas que desataron la respuesta popular más violenta en décadas en Estados Unidos. Los jóvenes artistas, cuya tarea del verano consistía en «limpiar» los grafitis del vecindario, decidieron contar a su manera lo que ellos denominaron «parte de nuestra historia». En total 56 bastones policiales, uno por cada golpe que una videocámara pudo captar, y un jurado con 10 miembros blancos de un total de doce, fue de lo menos simbólico de la obra. Tal vez por esto mismo, el impacto fue mucho más político que artístico.
