El sexo y yo
Nueva Sociedad 100 / Marzo - Abril 1989
Mi vida sexual comenzó temprano, más o menos a los 5 años, en el kindergarten de las monjas ursulinas, en Santiago de Chile. Supongo que hasta entonces había permanecido en el limbo de la inocencia, pero no tengo recuerdos de aquella prístina edad anterior al sexo. Mi primera experiencia consistió en tragarme casualmente una pequeña muñeca de plástico. - Te crecerá adentro, te pondrás redonda y después te nacerá un hijo - me explicó mi mejor amiga, que acababa de tener un hermanito.¡Un hijo! Era lo último que deseaba. Siguieron días terribles, me dio fiebre, perdí el apetito, vomitaba. Mi amiga confirmó que los síntomas eran iguales a los de su mamá. Por fin, una monja me obligó a confesar la verdad. - Estoy embarazada - admití hipando.