Opinión

El fútbol de las mujeres haitianas vence a la adversidad


agosto 2024

La selección de fútbol femenino de Haití se ha convertido en un fenómeno para toda la nación. Su impacto cultural se debe, en buena medida, a la forma en la que las deportistas han logrado superar los escollos de una federación de fútbol abusiva y misógina, a la vez que expresar a una ciudadanía que sufre las consecuencias de de la corrupción y el derrumbe institucional.

<p>El fútbol de las mujeres haitianas vence a la adversidad</p>

Según la periodista deportiva haitiana Bertinie Cherizard, «Haití es uno de los bastiones del fútbol femenino en el Caribe». Les Grenadières [Las Granaderas] –así bautizadas en honor a una unidad armada del ejército nativo de Haití– han concitado gran atención por ser lo que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) denominó la generación dorada de mujeres futbolistas de Haití; frente a abrumadores obstáculos en su país, estas deportistas han logrado hacer notar su presencia año tras año. En 2023, la Selección Nacional de Fútbol Femenino compitió en la Copa Mundial por primera vez: aparecieron con uno de los equipos más jóvenes en edad promedio, con solo cuatro jugadoras mayores de 25 años y seis adolescentes integrando la plantilla, pero no lograron superar la etapa de los grupos. Les Grenadières volvieron a presentarse en la escena internacional en febrero de 2024 para las preliminares de la Copa Oro Femenina de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF), donde compitieron por un lugar en la clasificación contra Puerto Rico.

Esta reciente visibilidad es, por cierto, una gran ventaja, pero no surgió de la nada: es el resultado de un viaje arduo que se extendió a lo largo de 50 años. En 1971, se empezó a organizar partidos de fútbol en el parque Sainte Thérèse, con niñas de vecindarios cercanos, un terreno situado en Pétion-Ville, un suburbio de Puerto Príncipe a unos ocho kilómetros del centro de la ciudad. En diciembre de ese año, se fundó Amazones, el primer club de fútbol femenino de Haití. Pronto siguieron otros clubes: AS Tigresses, Excelsior de la Plaine y Gladiatrice fueron creados a principios de 1972. Cuando se realizó el segundo torneo en Parc Sainte Thérèse en octubre de 1972, se inscribieron diez equipos de fútbol femenino. El deporte se expandió rápidamente más allá del área de Puerto Príncipe, con equipos como Aurore de Brach y Anacaona, en Léogâne, Star des Gonaïves, Les Irondelles des Cayes, Les Jongleuses du Cap Haitien y Surprise, de Jacmel. Todos los equipos contaban con seguidores leales que arrastraban grandes multitudes.

En octubre de 1973, la Federación Haitiana de Fútbol (FHF) reconoció oficialmente el fútbol femenino y les dio a los equipos acceso al estadio nacional, el Estadio Sylvio Cator. Este cambio les permitió a los haitianos ir caminando a los partidos femeninos y eliminar, así, los prohibitivos costos del transporte para los fanáticos de clase trabajadora de Puerto Príncipe que debían, de otro modo, viajar hasta el parque Sainte Thérèse. Con los años, el fútbol femenino contó con más recursos, como Camp Nou, una residencia para jóvenes jugadoras donde se les brindaba educación escolar tradicional, además de entrenamiento deportivo; se la suele llamar «el rancho».

Cincuenta años después, la selección nacional femenina es la mimada del país. «Hoy, el entusiasmo ha alcanzado una nueva dimensión. Se ha invertido más dinero en el fútbol femenino, hay más visibilidad y la tecnología está más avanzada. Contamos con algunas verdaderas estrellas en el equipo», señaló Cherizard. Entre estas jugadoras estrella, se cuenta la capitana de la selección, Nérilia Mondésir –apodada Nérigol por su capacidad para anotar tantos–, que empezó jugando en AS Tigresses y ahora juega para el equipo francés de la Ligue 1 Montpellier HSC. También está Melchie Dumornay, alias Corventina –mediocampista estrella de Haití que «será una de las mejores jugadoras del mundo», según el entrenador principal del Stade des Reims– y Batcheba Louis, la ganadora de la distinción por el gol más bonito de la división de fútbol femenino de Francia en la temporada 2021-2022. «Estas damas han venido produciendo grandes resultados desde la época en que participaban en los torneos U20 y U17», explicó Cherizard. «La clasificación reciente a la Copa Mundial atrajo la mirada de muchos ojos de fuera de Haití hacia nuestro equipo, pero en Haití ya las teníamos en nuestro foco hace mucho tiempo».

Kerly Théus, la brillante guardameta del seleccionado hatiano y del FC Miami City, se volvió una favorita del pueblo de Haití desde el Mundial de 2023. Nacida el 7 de enero de 1999 en Canapé Vert, Pétion-Ville, Théus empezó a jugar en su barrio como el resto de sus compañeras de equipo; su carrera como arquera se inició con el equipo Aigle Brillante, de Puerto Príncipe, un día que no había otra guardameta disponible. «Mi hermana me gritó que fuera al arco. Yo no quería; yo quería jugar», recordó Théus. «Está esta idea de que pones a las jugadoras que no son muy buenas a cuidar el arco, así que nadie quería jugar en esa posición».

Théus reconoce que no era muy buena arquera en sus primero tiempos en «el rancho». Recuerda un partido en el que su equipo perdía por 3 a 1: «Me pusieron a jugar y terminamos perdiendo 5 a 3. Ni siquiera quedaba mucho del partido», rió. «Pero creo en trabajar arduamente. Cristiano [Ronaldo] es mi jugador favorito. Él también cree en el trabajo arduo. Es por eso que ha ganado varios Balones de Oro. Ese es también mi objetivo». Su disciplina habría de dar fruto: durante los tres partidos jugados por las Grenadières en la Copa Mundial, Théus desempeñó un papel esencial. Mientras que las encuestas predecían que Haití debería enfrentar una derrota abrumadora frente a Inglaterra, Théus impidió una masacre con 10 impresionantes salvadas, con lo que logró que el resultado final fuera una derrota de solo 1 a 0.

En febrero, las selecciones femeninas de la CONCACAF compitieron en la inauguración de la Copa Oro Femenina. Después de que el equipo logró ubicarse en segundo lugar en un grupo de clasificación que incluía a Costa Rica y San Cristóbal y Nieves, fue superado en su enfrentamiento del 17 de febrero con Puerto Rico. A Haití le hicieron un gol por penal en el minuto 41 del partido; los impresionantes esfuerzos ofensivos de las Grenadières no lograron empatar el partido antes del descanso. Mondésir no pudo aprovechar un penal en el minuto 75, y el equipo finalmente perdió 1-0. A pesar del talento de las jugadoras haitianas y los clubes profesionales de alto nivel a los que ahora pertenecen, una vez más el equipo femenino no pudo superar las rondas de clasificación.

Théus atribuyó la derrota a una falta de conexión. «Había muchas jugadoras nuevas, muchas de nuestras jugadoras de siempre no estaban y teníamos nuevo personal técnico», explicó. «No pudimos encontrar el equilibrio. Todo se reduce a la conexión. Cuando nos ves en el campo, es como si cada persona estuviera haciendo lo suyo». Esto se debe en gran medida a muchos años de carencia de la infraestructura que se considera indispensable para establecer un equipo exitoso en la escena internacional. Si bien los fanáticos de Haití pueden haberse sentido decepcionados, el equipo dejó, de todos modos, su huella: una de las máximas goleadoras de los partidos clasificatorios para la CONCACAF fue Dumornay (quien también juega para el club Olympique Lyonnais), que empató con Brenda Cerén, de El Salvador, con ocho goles cada una.

En 2020, dos periodistas publicaron un artículo en The Guardian en el que revelaron la existencia de corrupción y delitos dentro de la Federación Haitiana de Fútbol (FHF). El presidente de la federación, Yves Jean-Bart, fue acusado de abusar sexualmente de jugadoras menores de edad durante varios años en «el rancho». Las acusaciones incluían acoso, amenazas, chantaje y presión psicológica. Jean-Bart fue finalmente removido de su cargo y la FIFA le prohibió ocupar cargos en la federación, pero en 2023 Jean-Bart apeló ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y ganó. Los periodistas autores del artículo y organizaciones opositoras sostienen que las víctimas fueron amenazadas para que mantuvieran silencio. A pesar del fallo del TAS, la federación sigue siendo dirigida por un comité de normalización

El equipo femenino de Haití hizo grandes esfuerzos para recuperarse y seguir jugando al más alto nivel a pesar del impacto de las terribles acusaciones. Pero mientras se reconstruían, el equipo también se vio obligado a enfrentar los problemas de su país. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 80% de Puerto Príncipe está controlado por pandillas armadas. La crisis de inseguridad que Haití ha venido experimentando en los últimos años ha sido un obstáculo significativo para la selección femenina y provocó el cierre del «rancho». La mayoría de las actividades sociales han sido suspendidas, y el Estadio Sylvio Cator, ubicado en medio de varios bastiones de grupos armados, ha sido objeto de saqueos y ataques incendiarios, lo cual lo dejó fuera de servicio e impidió, como resultado, que la FHF pueda organizar partidos amistosos.

En el transcurso de los disturbios políticos, las mujeres del seleccionado de Haití eligieron evitar hablar de política en la prensa o en las redes sociales. Los integrantes del seleccionado masculino se expresan más abiertamente en las redes y han recibido críticas por hacer comentarios que mostraron poca sensibilidad. Les Grenadières, más cuidadosas de su imagen, prefirieron que su impacto en tanto símbolos políticos de orgullo sea su mayor contribución al discurso.

La inestabilidad sostenida ha afectado significativamente la cohesión del equipo, al impedir que las jugadoras desarrollen una relación de sincronía. Los partidos amistosos son una práctica decisiva para construir compatibilidad como equipo, y desde 2020, Les Grenadières han jugado solo cuatro veces partidos no oficiales. Además de su limitada experiencia de juego como equipo, la inseguridad en la capital impidió que los seleccionados organizaran partidos en el país y obligó a las atletas a jugar en la vecina República Dominicana. Estos partidos se llevaron a cabo en medio de una disputa diplomática hostil entre los dos países suscitada por la construcción de un canal por parte de agricultores haitianos en el río Masacre, que corre entre Haití y la República Dominicana. Estas circunstancias fácilmente diezmarían a cualquier equipo y hacen que los logros de Les Grenadières –desde clasificaciones hasta récords de goles– sean aún más impresionantes. Se trata de un grupo de mujeres talentosas que perseveran a pesar de obstáculos aparentemente insuperables.

En las últimas décadas, el pueblo de Haití ha enfrentado una serie de crisis trágicas; los deportistas del país no quedaron exentos de ellas. Una federación corrupta, misoginia violenta, un gobierno de facto que permitió el desmoronamiento de las instituciones fundamentales: la Selección de Fútbol femenino de Haití ha debido enfrentar desventajas inimaginables en su deseo de representar a su país. A pesar de ello, han logrado crear algo especial, y si bien no pudieron superar la etapa de los grupos, la historia recordará a Les Grenadières como una fuerza que debe tomarse en cuenta. «Todo lo que estoy haciendo ahora es algo con lo que soñé», nos dijo Théus. Frente a todos esos obstáculos, Les Grenadières siguen luchando. Y cada vez que estas jóvenes ingresan en la cancha, durante 90 minutos, los haitianos tienen la posibilidad de soñar.

Nota: La versión original de este artículo, en inglés, se publicó en Africa is a country el 08/04/2024 y está disponible aquíTraducción: Elena Odriozola

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