Opinión
diciembre 2015

¿Qué efectos tiene el Acuerdo Transpacífico sobre los países no participantes?

Aunque técnicamente todavía es posible sumarse al TPP, en la práctica constituye un club exclusivo en que los obstáculos al ingreso son difíciles de sortear.

¿Qué efectos tiene el Acuerdo Transpacífico sobre los países no participantes?

=SERIE ESPECIAL SOBRE LOS ACUERDOS MEGAREGIONALES DE COMERCIO=

En noviembre de 2015 culminaron las negociaciones para el Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés). Desde ese momento se discute intensamente sobre las disposiciones del acuerdo. Queda en evidencia que los obstáculos para ingresar al TPP son difíciles de sortear. Para los países que no han participado de las negociaciones será difícil cumplir con las exigencias del TPP. Otras disposiciones representan profundas injerencias en la autonomía de las políticas económicas de las sociedades. Un ingreso de China al TPP parece prácticamente descartado.

Las reglas de política monetaria son especialmente problemáticas. Los países del TPP se comprometen a abstenerse de tomar medidas para manipular los tipos de cambio. Esta disposición apunta claramente a China, que no hace mucho fue calificada de "currency manipulator" ("manipuladora de divisas") por Estados Unidos. Pero también los países del TPP pierden autonomía para delinear sus políticas económicas. Solo se permite un único régimen para los tipos de cambio: un tipo de cambio flexible. Están prohibidas las medidas para influir en el valor exterior de una divisa. De este modo pierden un importante instrumento de política económica, especialmente los países en desarrollo y los emergentes. Las sobrevaluaciones de una divisa tales como las que ocurrieron en América Latina tras la agresiva flexibilización monetaria de Estados Unidos a partir de 2008 ya no podrán ser combatidas por los bancos centrales después de que el TPP haya entrado en vigor. Esta regla del TPP no solamente impide el ingreso de países actualmente excluidos sino que coloca un estrecho corsé económico a los países participantes.

Si bien en principio es posible ingresar al TPP, el procedimiento previsto para ingresar obliga a los nuevos miembros del TPP a hacer concesiones. Los nuevos miembros deben negociar con los doce miembros actuales del TPP. Estos pueden exigir a los candidatos concesiones en materia de política económica. Los nuevos miembros son, pues, obligados a un TPP adicional. La alternativa a ello habría sido un sistema abierto: todos los países pueden ingresar al TPP mientras acepten las reglas. Esta opción fue descartada: el TPP es un club exclusivo, no un club abierto.

Los convenios en materia de normas laborales y sociales son relativamente poco específicos. Se ha convenido no usar las normas laborales como instrumentos proteccionistas. Esta disposición debería disipar los temores a un alto grado de protección en los países menos desarrollados del TPP como, por ejemplo, Vietnam.

Para los países excluidos, especialmente China, muchos temores se han confirmado. Las disposiciones del TPP limitan la autonomía de los países miembros. La consecuencia será presumiblemente que China impulsará sus propios acuerdos comerciales. Tanto el ambicioso proyecto "Regional Comprehensive Economic Partnership" (Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional, RCEP por sus siglas en inglés) como las iniciativas "One Belt, one Road" (Un cinturón, una ruta) con los países vecinos, difundidas por China, son negociadas e implementadas con gran urgencia.

El perfeccionamiento del orden comercial multilateral sigue sin ser una prioridad. Eso es cortedad de miras. Son precisamente los países más pobres de África y Asia meridional, como también de América Latina, los que dependen de un sistema comercial multilateral abierto. Esta meta se pierde de vista si se implementan cada vez más proyectos ambiciosos de política comercial como el TPP. Sigue sin estar claro cómo lograr el desarrollo de los países pobres si se les dificulta el acceso a los mercados de Estados Unidos y de otros países ricos mediante acuerdos comerciales administrativamente complejos.

La regulación del comercio se está convirtiendo en una carrera contrarreloj de las grandes potencias por poder e influencia. Las perdedoras son las economías que solo pueden elegir entre aceptar reglas políticas de amplio alcance y no participar, con el riesgo de sufrir marginación económica.

Traducción: Carlos Díaz Rocca



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