Demasiadas cosas a la vez: la teoría de la complejidad y los asuntos mundiales
Nueva Sociedad 148 / Marzo - Abril 1997
Los asuntos mundiales están saturados de una profunda incer tidumbre desde el fin de la Guerra Fría. La rivalidad entre EEUU y la URSS, con sus tensiones y tendencia a acabar en un holocausto nuclear, imponía una estabilidad comprensible, confiable y constante al curso de los acontecimientos. El enemigo era conocido. Los desafíos estaban claros. Los peligros parecían obvios. Se podían calcular fácilmente las respuestas apropiadas. Pero hoy en día ocurre todo lo contrario. Si hay enemigos que combatir, desafíos que enfrentar, peligros que evitar y respuestas que ejecutar no estamos nada seguros de cuáles son. Así que la incertidumbre es la norma y la aprensión el estado de ánimo. Se ha visto a la teoría de la complejidad como el instrumento adecuado para distinguir aquello que con las herramientas tradicionales es hoy opaco; sin embargo deberían analizarse con cautela sus posibilidades reales de iluminar los actos humanos.