El desarrollo de América Latina se encuentra condicionado por la influencia de EEUU, el creciente poder de las empresas transnacionales y los condicionamientos de los organismos multilaterales. Sin embargo, en los últimos años comenzó a surgir un movimiento de resistencia al neoliberalismo y la globalización, tal como evidencia el giro político a la izquierda registrado en muchos países y la multiplicación de redes y organizaciones progresistas de la sociedad civil. En este contexto, América Latina tiene la oportunidad de profundizar la integración regional como camino para construir un mundo multipolar y más justo.