En Colombia hay dos fortísimas razones para que la presidencia sea conservadora y ambas son estructurales o permanentes. La primera es que desde hace grosso modo 50 años a los que son de izquierda en Colombia los matan. La segunda es la de que un país con una guerrilla y un narco-tráfico armado hasta los dientes no elige presidentes de izquierda que pudieran sentir dudas, compasión, remordimiento o simplemente no fueran tan convincentes para movilizar el país contra la insurrección, y a los que el Ejército no respetara lo suficiente.