Coyuntura
NUSO Nº 92 / Noviembre - Diciembre 1987

Ecuador: Semillas de inconstitucionalidad

Cuando en los primeros días de octubre de 1987 el presidente ecuatoriano León Febres Cordero develizó su propia estatua en la costeña ciudad de Quevedo (Provincia Los Ríos), flotaban recuerdos de Trujillo y de Somoza (el del poema de Ernesto Cardenal, "Somoza develiza la estatua de Somoza en el estadio Somoza") en el denso aire tropical de esa ciudad de 150.000 habitantes, situada en el corazón de la zona bananera ecuatoriana y escenario de una desenfrenada actividad comercial, en la que intervienen los campesinos montubios, los inmigrantes chinos, los intermediarios mestizos y los mayoristas blancos que se llevan la producción a Guayaquil. El inaugurar su propia estatua de cuerpo entero es sólo un acto más de la serie de episodios, entre folklóricos y trágicos, que ha protagonizado este mandatario y que recuerda a algunos dictadores latinoamericanos. Porque Febres Cordero, a pesar de haber ascendido al poder por elecciones libres y de haber gobernado bajo las apariencias de la constitucionalidad, ha presidido uno de los regímenes más arbitrarios de que Ecuador tenga memoria.

Ecuador: Semillas de inconstitucionalidad
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 92, Noviembre - Diciembre 1987, ISSN: 0251-3552


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