Transformar lo humano en lo no - humano resiste la síntesis. Su análisis se amplía en los múltiples depósitos sociales: campos de concentración donde la muerte posee una aritmética de costos y beneficios, manicomios que agravan las patologías, hogares y residencias geriátricas con ancianos desnutridos o castigados, centros de atención pediátrica o guarderías infantiles, cuya represión es apenas más sutil cuando descansan niños adormecidos por los psicofármacos, institutos de menores o prisiones cuya función es la producción, ya sea de enfermos mentales, de individuos marginados a los que, a pesar de ellos mismos, ya no les es posible reinsertarse en la sociedad o de reincidentes que la cárcel ha estimulado en las múltiples formas de la transgresión

Partiendo de datos compilados en periódicos y revistas, de aquéllos conseguidos mediante una pequeña encuesta indicativa y de las opiniones de los especialistas entrevistados, puede afirmarse la existencia de un nexo complejo y cambiante entre la expansión de la economía informal, especialmente de sus sectores ilegal-delictivos, y la paulatina erosión que sufren la legitimidad del Estado y gobierno y la decreciente credibilidad de las instituciones estatales

El proyecto de «modernización» del actual gobierno mexicano impone nuevas reglas de juego para los distintos sectores. Este cambio no se traducirá en una democratización profunda del sindicalismo, sino que más bien, aprovechando las debilidades y fortalezas en su relación con el Estado, aquel continuará funcionando como mecanismo de control del proyecto económico. En este contexto, como ha comenzado a suceder, se ajustarán los excesos retóricos de otras épocas, pero nada indica que la democratización, como autonomía y representación obrera, transite por la CTM

Colombia sigue siendo un país de contradicciones y conflictos, pero, al tiempo, de grandes transformaciones políticas. La paz con algunas guerrillas abrió el camino a la convocatoria de una Constituyente de elección popular, que expidió una nueva Constitución, donde se recogen profundos cambios institucionales. Después de sancionada la nueva carta fue elegido el Congreso. Cesó la exclusividad liberal y conservadora en las corporaciones y comenzó una apertura democrática sin antecedentes, como factor de paz

El presente estudio analiza la relación entre la investigación en ciencias sociales de las principales revistas y los conflictos político sociales en gran escala. En particular, nos concentramos en dos pugnas que significaron grandes eventos conflictivos, los cuales provocaron una gran revisión de los compromisos político-sociales nacionales e internacionales de EEUU

En los últimos diez años la sociedad costarricense ha experimentado importantes cambios en la orientación de la economía, la institucionalidad estatal y la estratificación social, como resultado del esfuerzo realizado por los tres últimos, gobiernos para adaptar al país a la realidad del nuevo orden internacional. En efecto, a partir de 1982, paralelamente a las medidas destinadas a frenar la crisis que se había desatado unos tres años antes, comenzaron a darse los primeros pasos para construir el andamiaje de la reorientación económica y social del país.

Los haitianos gustan de destacar que su pequeño y singular país ha tenido la primacía en muchos campos: el primer país independiente de América Latina, la primera República negra del mundo, la primera revolución de esclavos triunfante, la más larga ocupación militar norteamericana del mundo, la primera presidencia vitalicio-hereditaria del siglo XX la primera mujer presidente de América, el primer cura católico del movimiento de la teología de la liberación presidente en el mundo y el primer país con dos presidentes y dos primeros ministros simultáneamente. En el extremo opuesto, se podrían destacar muchos aspectos negativos: es el país más pobre de América Latina y uno de los más pobres del mundo. Pero lo cierto es que hoy la situación política de Haití es la más inextricable e imprevisible quizás de la historia del continente americano.

Ingresamos a un nuevo orden internacional, aún no definitivamente diseñado, que se caracteriza por su naturaleza competitiva, por el debilitamiento de las estrategias multilaterales y por su perfil más homogéneo a partir de la globalización de la economía de mercado, la democracia como sistema de gobierno y los derechos humanos como valores de alcance universal.

Martin Jay Nueva Visión, Buenos Aires, 1990, 201 pp. El excelente libro de Martin Jay reúne, como tantos de los últimos volúmenes dedicados a la «historia intelectual» o «cultural», varios ensayos sobre temas bien diferentes: el problema del socialismo en las últimas décadas del siglo XX, los conceptos de totalización y representatividad (en el marxismo, a través de diversos representantes de las ciencias sociales), la cuestión de la legitimación de períodos históricos (pertinencia y debates sobre la modernidad y la posmodernidad) y el trazado de tradiciones intelectuales en el pensamiento occidental.

En el mes de febrero de 1992 tuvo lugar, en la ciudad de Cartagena (Colombia), el Octavo Período de Sesiones de la Conferencia de las Naciones sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), cuya realización concitó serias expectativas respecto al sinceramiento del debate y acción internacionales sobre el comercio y las condiciones de desarrollo de los países periféricos.

Entre los días 17 y 24 de marzo de 1992 se realizó en Caracas el XV Congreso Mundial de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres -CIOSL. A continuación se reproduce el discurso de presentación del entonces secretario general.

Dentro del nuevo contexto mundial que se sustenta en los discursos del neoliberalismo y de la globalidad, ¿qué será de Africa subsahariana? Su tasa de crecimiento demográfico sigue siendo la más elevada del mundo (aproximadamente 3,3%); las economías - cuya deuda externa asciende a 150 mil millones de dólares -, al ser básicamente monoproductoras y extravertidas, son vulnerables frente a las fluctuaciones de los precios de las materias primas, impuestos por los consumidores; los regímenes dictatoriales militares y civiles contribuyeron especialmente a agravar el proceso de desarrollo en Africa al sur del Sahara.

El derrumbe de las barreras políticas e ideológicas que separaron el Este del Oeste ha tenido una unánime recepción favorable por parte de la comunidad mundial. Sin embargo existe el grave riesgo de que su desmoronamiento conlleve a la construcción de una nueva cortina que esta vez separe el Norte del Sur, y así aumentar, entre otras consecuencias negativas, la ya manifiesta marginación del continente africano

La idea de «guerra cultural» en tanto teoría global presenta como dificultad el no dar cuenta de que actualmente son los países desarrollados del ámbito eurocristiano quienes absorben en medida cada vez mayor los elementos de las culturas no occidentales.

Dentro de la concepción de los planificadores norteamericanos del moderno orden mundial posterior a 1945, el Tercer Mundo debía funcionar «como fuente de materias primas y como mercado». La más grande amenaza a este sistema eran los regímenes nacionalistas (y no la URSS o el comunismo) los cuales debían ser mantenidos a raya a través de medios flexibles pero democráticos, pero de fallar éstos «al populacho podría enseñársele algunas lecciones». El rol de EEUU como policía del sistema ha evolucionado desde su derrota en Vietnam.

Es el pasado, la tradición cultural, lo que define la identidad histórica de las distintas civilizaciones. Por lo tanto, en el contacto con otras culturas las nuevas ideas se rechazan o seleccionan e incorporan a través de un largo proceso de asimilación. La civilización industrial, por primera vez en la historia, ha trastornado todos los límites, incluso los impuestos por los tradicionalistas.

La sociedad mundial de la última década de este siglo presenta transformaciones de tal magnitud que, con razón, ha sumido en una suerte de perplejidad a la mayoría de los ideólogos, políticos y analistas que basaban sus criterios en la inmutabilidad de ciertos principios, supuestamente científicos. Esta perplejidad, especialmente traumática en la izquierda latinoamericana, no tardará en manifestarse en la derecha, todavía no muy al tanto del real significado del nuevo contexto mundial «despolarizado». Más pronto que tarde, la amenaza comunista dejará de ser el poderoso aglutinante político del cual nuestros defensores criollos del establishment derivaron incontables privilegios económicos extraproductivos.

A partir del momento en que Occidente comenzó a darse cuenta y a aceptar lo irreversible de las reformas políticas y económicas de Gorbachov, las dos principales tendencias, la del mercado único europeo en 1992 y el proyecto de las reformas soviéticas, crearon el efecto sinérgico necesario que finalmente terminó con la división de Europa.

El Manifiesto Comunista describió con una fuerza épica inolvidable la expansión del capitalismo que todo lo disuelve. Su poder corrosivo, revolucionando no sólo la producción económica sino socavando despiadadamente las estructuras sociales y los valores consagrados, se hace más visible en la extensión extraeuropea. Si América Latina se encuentra en el origen de dicha expansión, el texto de Luciano Pellicani puede ayudarnos a reflexionar su dinámica.

Al desintegrarse la Unión Soviética muchos concluyeron que era el fin de las utopías. Además, hay inquietud por el futuro de esa región. Este artículo, que es una descripción analítica de dicho proceso sostiene que es un exceso pensar que el despotismo anquilosado soviético era un camino a la utopía, como asimismo, que los conflictos en la Mancomunidad de Estados Independientes y el tratamiento de choque que aplica el gobierno de Yeltsin lleva a la ex URSS al borde del abismo, porque sus bases son la patriotería, la ilusión de que occidente y en especial Estados Unidos son los reyes magos y una ideología que es incompatible con las estructuras que heredaron y la mentalidad de la población.

Hoy está de moda hablar de la globalización de la actividad económica. En efecto, las transformaciones que han alterado las bases mismas de funcionamiento de la economía mundial han sido dramáticas. La globalización alcanza a todas las dimensiones de la condición humana: la demografía, la pobreza, el empleo, las enfermedades endémicas, el comercio de drogas y el medio ambiente, entre otras, y también resulta de una enorme trascendencia para las sociedades en vías de desarrollo y en particular los países de América Latina y el Caribe.

Las naciones del mundo se enfrentan hoy a retos de magnitud global. Para asegurar la paz, la democracia y el desarrollo sostenido, los países deben hacer frente a esos desafíos con una renovada cooperación internacional. El fin de la guerra fría ha abierto nuevas posibilidades de asumir esos desafíos. Tanto la inteligencia como los recursos se han liberado de lo que durante tanto tiempo fueron los términos de una confrontación estéril. Por fin, las Naciones Unidas pueden llegara serla verdadera organización internacional que supuso ser cuando fue creada.