El artículo analiza las diferentes etapas de las relaciones sino-latinoamericanas desde la fundación de la República Popular China. En los 50 y 60, China implementó una estrategia de diplomacia «entre pueblos», que incluyó un fuerte apoyo a los movimientos nacional democráticos de la región. En los 80 y 90, en cambio, realizó un reajuste, buscando desarrollar lazos políticos y comerciales más allá de las diferencias ideológicas y priorizando el diálogo con los mayores países latinoamericanos: Brasil, México y Argentina. Al ingresar en el siglo XXI, en una nueva etapa, China despliega una diplomacia omnidireccional y multifacética: los intercambios comerciales crecen aceleradamente y los lazos políticos se han consolidado.