En medio del desastre irresuelto derivado del huracán Mitch, los dos principales partidos nicaragüenses han optado por hacer reformas políticas y constitucionales que consoliden el esquema bipartidista. La oportunidad abierta por la generosa ayuda internacional, orientada a la reconstrucción del país, será desaprovechada si no se resuelven graves problemas de gestión técnica y de corrupción en la política y la administración. Las elecciones locales del 2000 y las presidenciales del 2001 son el marco donde se comprobará el éxito de la jugada bipartidista, y cuando probablemente verá sus frutos el intento gubernamental de que la deuda multilateral del país sea condonada.