En nuestro continente, la prostitución no es una actividad que hombres, mujeres y menores realicen libremente como una opción de vida. Resulta evidente que la prostitución pasa a tener connotaciones de «actividad de sobrevivencia» y por tanto se encuentra ligada, en sus aspectos generales, a la dependencia y subdesarrollo que sufren nuestros países por un lado y, por otro, a la inseguridad en la vida cotidiana, las guerras, la cesantía, las dictaduras con todas sus formas de relaciones socioecómicas represivas, que generan alteraciones profundas en las conductas sociales y/o individuales de los habitantes de un país.