Actualmente, en la Argentina el gasto militar no aporta nada a la defensa. Una reforma de sus fuerzas armadas es ineludible dado el rápido aumento en costos de armas y retiros, en la medida en que los países en desarrollo no pueden financiar un aparato militar al estilo de los países avanzados. Junto con las posibles reformas políticas habría que plantear un despliegue más defensivo, en la línea de la conocida «defensa no-provocativa». En 1995 el presupuesto de defensa israelí resulta aproximadamente igual al de Argentina, 5.000 millones de dólares. Con todas las salvedades que esta comparación merece, no deja de sorprender el contraste entre un ejército y el otro. Por un lado las fuerzas armadas argentinas son sumamente costosas para el Tesoro, y por otro no están en condiciones operacionales de ofrecer el servicio para el cual están destinadas: la defensa externa de la nación. En varias ocasiones los mismos militares argentinos han dado la alerta sobre la indefensión.