En los últimos tiempos, se volvieron habituales las fotos de barcos
llenos de refugiados o de crisis fronterizas en su tránsito por tierra
rumbo a Europa. Pero detrás de esas imágenes existen complejas
realidades locales que no se reducen a las guerras. La pérdida de fuentes de subsistencia, por diversas razones que incluyen las
climáticas, provocan masivas aunque menos visibles migraciones
internas o a otros países del Sur. Solamente revisando las persistentes
políticas neoliberales y renovando el derecho internacional podrá
avanzarse hacia el doble derecho: el derecho a irse y el derechoa quedarse, sin que eso signifique poner en juego la propia vida.