Como ha ocurrido en todos los aspectos de la vida política de Abdalá Bucaram, su paso por el gobierno fue rápido, espectacular y caótico. Posiblemente haya intuido lo que sería su presidencia cuando adoptó como lema de campaña la expresión futbolística <<[exclamdown]Un solo toque!>>, utilizada para apurar el juego y de esa manera asegurar el espectáculo aunque se sacrifique la efectividad. Sin duda, cuando desde la tarima recogió aquel grito lanzado por uno de sus seguidores, fue porque encontró la frase precisa para expresar la voluntad de introducir cambios inaplazables y de establecer una dinámica de transformaciones en un país que sentía que se había quedado estancado en algún momento de su historia reciente.

De una manera anecdótica se podría decir que todo comenzó con un comentario hecho al paso por el vicepresidente de la República, Alberto Dahik, en una entrevista radial. En un país en que, por lo menos durante el último año y medio, no existían motivos para entusiasmarse con la política, el anuncio de una posible consulta popular sobre reformas constitucionales no dejaba de ser un buen titular de primera plana. Mucho más cuando el ministro de Información debió renunciar a su cargo por haber reivindicado aquel anuncio como una potestad privativa del presidente Sixto Durán Ballén, lo que le llevó a enfrentarse directamente con el Vice.