El 5 de abril el Movimiento Socialista Ruso fue tachado de «agente extranjero» y proscripto. Aunque la política antiizquierdista de Vladímir Putin es conocida, es la primera vez que las autoridades rusas prohíben la existencia de una organización socialista. En este artículo, tres miembros del movimiento explican la situación actual y analizan los desafíos que implica el contexto represivo.