La corporación transnacional de la megaminería instituyó su discurso global con vistas a la Cumbre de Johannesburgo, en 2002, casi una década después de la expansión de las inversiones extranjeras directas, los procesos de liberalización interna y las renuncias jurídicas de países de la región en beneficio del sector. Por el poder de sus actores y el carácter multiescalar de su dominio, ha conformado desde entonces un orden del discurso, el del «desarrollo sustentable» y la «minería responsable». Este artículo analiza la «fundación» de este dispositivo de invención extractiva y retóricas estratégicas que tanto entidades de financiamiento como actores regionales y de gobierno esgrimen para justificar la sobreexplotación de la naturaleza, al tiempo que se refuerza la subordinación de los gobiernos al poder del capital.