Tras superar difíciles escollos que pusieron en peligro la propia institucionalidad, el 8 de mayo de 1988 Ecuador logró consolidar su democracia, con la elección del socialdemócrata Rodrigo Borja como nuevo presidente de este país - mitad andino, mitad tropical -, que ha enterado 158 años de vida republicana. La victoria del tenaz abogado quiteño, de 52 años, es asimismo la de su partido, Izquierda Democrática (ID), que él, y un pequeño grupo escindido del Partido Liberal, formaron hace 18 años, cuando en 1970 empezaron a plantear el "socialismo democrático" y la "justicia social con libertad". Su triunfo es también la derrota del populismo, tradicional elemento de la política ecuatoriana, que ha colocado varios presidentes en los últimos 40 años, lo que le permitió ostentar un halo de casi "invencibilidad".