La infancia no es una categoría natural sino el resultado de una serie de definiciones del mundo adulto. A lo largo del siglo, y prácticamente desde el origen del control socio-penal de aquella, se dio entre los «menores» y las leyes una relación conflictiva, la que se acentúa a partir del nuevo paradigma que considera niños y jóvenes como sujetos de pleno derecho, con su consecuente ingreso a los mecanismos formales de control social - el derecho penal -. Debe reivindicarse el derecho como el mecanismo reductor de la violencia arbitraria, tanto por parte del Estado como de los ciudadanos, mediante un reconocimiento expreso de todas las garantías institucionales.