El artículo examina el papel de Brasil y de la Unión Europea frente a la crisis de la Región Andina. Históricamente, los países andinos han tenido unas relaciones muy especiales con Estados Unidos, con una agenda que en los últimos años se ha securitizado y fragmentando. Frente a la encrucijada que atraviesa la región -con manifestaciones y matices diversos de acuerdo con el país-, las opciones unilaterales tienden a deteriorar la situación, requiriéndose de salidas conjuntas basadas en la cooperación, la integración, la identidad y el liderazgo. En este sentido, Brasil y la Unión Europea ofrecen relaciones diversificadas.