Aunque se trata de países en desarrollo, las relaciones entre México y la República Popular China (RCP) han sido siempre desiguales. En los últimos años, de manera coincidente con el vertiginoso ascenso del país asiático, esta desigualdad se ha acentuado. La balanza comercial entre ambos países es claramente deficitaria para México, que además ha sido desplazado por la RCP como fuente de exportaciones al crucial mercado estadounidense y como polo de atracción de inversión extranjera. El artículo argumenta que, a pesar de estos problemas, ambos países tienen la oportunidad de desarrollar un vínculo más profundo que modere las desigualdades y contribuya a la prosperidad económica y la cooperación política.