Hoy, ante realidades muy marcadas por lo cultural, lo comunicacional y lo cultural industrializado, en tanto campos estratégicos para nuestro desarrollo socioeconómico, se requiere de precisiones muy afinadas para percibir cómo se mueve el ciudadano respecto de lo simbólico, o sea en relación con su producción y consumo cultural. Desde ahí podremos entender la idea de mercado cultural y de consumo cultural dentro del mismo mercado. El planteamiento de cualquier política cultural debe partir ya no de retóricas y buenas intenciones, tampoco de discursos grandilocuentes formales sin base en la realidad, y menos de concepciones culturalistas. Es necesario conocer con precisión en qué consiste hoy el consumo cultural y de medios de comunicación.