Históricamente, Brasil, como el resto de América Latina, entendió el multilateralismo en un sentido defensivo, como una forma de evitar la injerencia de los países desarrollados y conservar cierta autonomía. Pero esto ha cambiado. El nuevo paradigma de actuación externa de Brasil incluye iniciativas activas orientadas a mejorar la gobernabilidad global, desde las coaliciones con países como África del Sur, China e India, hasta los esfuerzos por reformar el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o lograr que las naciones industriales eliminen los subsidios agrícolas. Esto se refleja en un cambio en el paradigma de desarrollo nacional y en un énfasis renovado en la integración regional sudamericana.